miércoles, 4 de febrero de 2015

26. Historia Contemporánea europea. Movimientos obreros en la Inglaterra industrial.

Movimientos obreros en la Inglaterra industrial

Podemos entender como movimiento obrero a la unión de trabajadores asalariados, quienes se asocian temporal o permanentemente, con el fin de conseguir concesiones profesionales o políticas.
Surgen en consecuencia de la Industrialización en Gran Bretaña entre 1785 y 1815, alcanzando relevancia y solidez política en 1820, enmarcado en el nacimiento de la conciencia de clases y coincidiendo con la primera ola de revoluciones.
En dicha corriente observaremos como las personas más afectadas por la Revolución industrial, tejedores/as, hilanderas/os y artesanos, quienes se vieron sustituidos o desfasados en muchos casos, se organizarían en forma de cofradías o hermandades, tomando y renovando el modelo gremial medieval. Estos grupos en un principio no eran contrarios al proceso industrial, pero sí a lo que ése y la corriente de liberalismo económico había supuesto, genio visible en el movimiento ludista o luddista, enmarcado entre 1811 y 1817, donde las gentes más perjudicadas por el proceso industrial y la intrusión de las máquinas al terreno laboral propiciarían una serie de disturbios y destrucciones -maquinismo-. El origen de esta corriente parece honrar a un calcetero llamado Ned Ludd, un joven que no dudó en destruir dos telares mecánicos en 1779.
Pese a unos inicios reivindicativos y no violentos que se tornaron de este carácter por la necesidad que sufría la sociedad, el Gobierno inglés no tardó en prohibir cualquier asociación obrera mediante las Combination Acts, por las que también se eliminaban otros derechos antes no amparados como la huelga, que no se recuperaría hasta 1851. Este proceso parece seguir el ejemplo de la ley francesa Le Cuapelier de 1791.
En toda la década de 1820 observaremos como las reivindicaciones se consolidan en el plano político, a la vez de que las protestan aumentaban precipitando por ello la derogación de las leyes de 1799, por lo que el derecho de asociación era recuperado estrictamente en un plano político. Ello hizo florecer un gran número de asociaciones como las Trade Unions como resultado del poder sindical. Sus objetivos eran proteger al asalariado de los aires despóticos de la burguesía, fijando para ello, pro ejemplo, salarios en razón de las ganancias del patrono.
Ello desembocaría en la creación en 1830 de la Asociación Nacional de Protección del Trabajo y tres años más tarde de la Grand National Consolidates Trade Union, la primera asociación sindical unificada de Gran Bretaña, asociaciones que precipitarían la aprobación de la ley de protección del trabajo en 1833, donde se impedía el trabajo nocturno y las jornadas de más de ocho horas para menores de 13 años. Y este era uno de los grandes problemas que precipitó la reacción popular, las jornadas para menores y adultos podían alcanzar las quince horas, siendo los sueldos de niños y mujeres menor, y en general, ínfimos, incapaces de garantizar la existencia digna, La mayoría de las familias se veían abocadas a una dieta a base de pan y patatas, algo que no puso freno a la demografía. Asimismo, los accidentes laborales y las ayudas a la vejez no eran contempladas, una persona debía ser útil laboralmente para subsistir.
Las formaciones obreras se enmarcan en el fenómeno societarista, dividiéndose en asociaciones de ayuda mutua y resistencia. Esta ayuda mutua se observa en la existencia en muchos casos de cajas comunes, compuestas por el capital de las cuotas de los afiliados.
Pronto, entre 1830 y 1840, el sindicalismo se propagó a otros países como Alemania, Bélgica, España y Francia, destacándose normalmente en tres corrientes, sindicatos socialistas, democráticos o cristianos. 
Entre 1838 y 1848 el movimiento británico se caracterizó por el cartismo, corriente que mediante la recogida de firmas pretendía presionar al Gobierno con el fin de la consecución de distintos derechos, como el sufragio universal masculino.
Estos movimientos sindicales serían el antecedente del nacimiento del socialismo utópico y científico de Engels y Marx, actuaciones enmarcadas en los contextos nacionalistas del siglo XIX. La unión obrera nacional daría paso a la internacional con la Asociación Internacional de Trabajadores o I Internacional, fundada en Londres en 1864. Carl Marx redactó sus estatutos. Las desavenencias entre sus líderes -Marx, Engels y Bakunin- provocaría su disolución en 1876. En 1889, con motivo del centenario de la Revolución francesa se materializa la II Internacional, caracterizada por el revisionismo y la aportación de nuevas tesis al socialismo, lo que propiciaría un auve de los partidos de dicha corriente. Finalmente se disolvería con la Gran Guerra.

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