viernes, 28 de febrero de 2014

5. Historia Contemporánea, Española; Restauración Borbónica (desarrollo básico Bach)

Restauración Borbónica en España 

     El precedente histórico que marcaría la Restauración Borbónica sería el fin del Sexenio Revolucionario, propiciado por la fragmentación de la experimental y perecedera 1º República española. 
     Tras la abdicación de Isabel II a favor de su hijo Alfonso XII, un gran grupo de militares y políticos comenzaron a plantearse la posibilidad de la Restauración Borbónica en España, que gracias al trabajo de Antonio Cánovas del Castillo dicha idea fue calando en la sociedad del momento, que buscaba la estabilidad de antaño. Todo esto sería un hecho a raíz del golpe de Estado llevado a cabo por el general Arsenio Martínez Campos, quien con ayuda de Cánovas ideólogo del manifiesto de Sandhurst, lo consiguió en diciembre del '74. 
     Esto devolvería al país a un sistema católico que buscaba la estabilidad política. La consecuencia de ello sería el sacrificio de libertades políticas con el fin de obtener un sistema político bipartidista.


       Los grupos conservadores liderados por el malagueño Antonio Cánovas del Castillo aceptan esta nueva estructura política para poner fin a las revoluciones democráticas, temiendo que pudieran desencadenar el caos del periodo anterior. Ello supuso para España 40 años de estabilidad política. Aclarando que aunque las revoluciones democráticas en la actualidad suponen (normalmente) un avance, en la sociedad del momento, la cual buscaba distanciarse de las ideologías más liberales y estabilizarse para volver a lo conocido, son completamente opuestas a los propósitos del gobierno. 
    Ellos pretendían redactar una constitución bipartidista, para poner fin a la etapa de "exceso de liberalismo" como fue denominada por los grupos conservadores y poner fin a los conflictos en Cuba y los dirigidos por los carlistas, los cuales siguen luchando por su causa perdida. 
    Tuvieron que luchar contra abundantes levantamientos civiles, contra la intrusión de militares a la acción política como se vió anteriormente con Narváez y Espartero, entre otros y contra el partidismo moderado, donde cabe destacar que aunque Cánovas fuese líder de estos grupos conservadores quería evitar la superioridad política que podría volver a reavivar problemas extinguidos tras el sexenio (coalición). 
    El 30 de junio de 1876 se promulgó la primera constitución democrática española. La primera medida de esta nueva constitución sería convocar unas cortes constituyentes, esas cortes serían bicamerales, con un senado formado por designación real y un congreso elegido por sufragio directo. 
    De esta constitución podemos destacar cinco puntos; primero, influencia del "liberalismo doctrinario", estos ideales tenían lugar en el reinado de Isabel II, de la mano de Mendizabal. Esto reportaría un sufragio censitario y una soberanía compartida por el rey y la nación. Segundo, su carácter conservador visible en su apoyo a las instituciones tradicionales como la iglesia y la monarquía, esta última se caracteriza por ser superior, permanece e incuestionable además de sustentar aún amplios poderes.Tercero, las características del sufragio irán "evolucionando" con el beneficio de más votantes, en 1878 se consideraba sufragio censitario pero en 1890 cambia a sufragio universal. Cuarto, se garantiza una amplia declaración de derechos tanto de la imprenta (libertad de prensa) como en los derechos del ciudadano (opinión, expresión, reunión y asociación) aunque comparándolos con el sexenio, estaban gravemente restringidos. Quinto, el estado español se declara católico, por lo que defiende a la iglesia tanto social como económicamente pero también señalaba que se tenían que respetar el resto de religiones. 
   Conclusión, con los carlistas y los cubanos pacificados, España conoció la paz y el desarrollo gracias a la ayuda de Cánovas del Castillo,quizás el mayor político español de todos los tiempos (opiniones aparte).
   El cuerpo político de este periodo estaba formado por Cánovas y su opositor, elegido por el mismo, Sagasta. Estos contrincantes representan a los dos únicos partidos ,conservadores y liberales, estos últimos denominados izquierda dinástica. Buscaba centralizar las ideologías con dos únicos requisitos aceptar la monarquía y aceptar la alternancia política entre ambos bandos. 
    Tenían todos los requisitos para gobernar un país políticamente, pero no hubo una verdadera democracia, tampoco la sociedad la demandaba (fuera de los grupos más revolucionarios). El sistema estaba basado en la alternancia política asegurando así una legislatura liberal seguida por una legislatura conservadora arbitrada por el monarca . 
    Las características ideológicas de ambos se resumen en monarquía, constitución, propiedad privada y estado libre, unitario y centralizado.Todo esto gracias al apoyo de las elites económicas. Donde podemos observar las diferencias en las características es en sus actuaciones, los conservadores defendían el sufragio censitario, el Estado católico y conservar la tradición por lo contrario la política liberal se caracterizaba por sufragio universal, estado laico y reforma social. Pero en sus actuaciones era visible el acuerdo tácito que existía entre ambos bandos.

    El fenómeno caciquista aseguró la alternancia política durante 20 años por la influencia social y económica que procesaban los caciques. Se dió sobre todo en Andalucía, Castilla y Galicia.Los caciques solían ser personas notables que se valían de tretas y de chantajes para conseguir sus propósitos, esto se podía observar en tretas como en impuestos, informes y problemas burocráticos. Tácticas como el falseamiento del censo, manipulación de actas, compra de votos y coacción, hicieron que hasta los difuntos votasen y nunca mejor dicho.A esto se le denominó pucherazo. 
    La Restauración Borbónica se desarrolló entre 1876 y 1898. En este periodo se sucedieron 10 legislaturas, 6 conservadoras y 4 liberales.Tras la muerte del monarca en 1875 ambos bandos se unen apoyando a la nueva regente de España, María Cristina. Sus enemigos serían, como no, republicanos y carlistas. 
    No está muy claro si para la regente fue una desgracia o una oportunidad la muerte del monarca, pasó de ser la segunda esposa, siempre a la sombra del gran amor del rey, su prima María de las Mercedes, a vientre de alquiler mientras veía nacer a los hijos ilegítimos del rey, a por último regente de España y madre del sucesor al trono. 
    Para destacar aún más el rango cambió su nombre de María Cristina de Habsburgo a María Cristina de Austria, el cual vino con una corona bajo el brazo, fuese Borbón. 
    Se tiende a comparar la regencia con un periodo liberal, "el gobierno largo de Sagasta" del 85 al 90. Destaca la obra reformista de esta legislatura que alude a la ley de asociación de 1887, "desintegración" de la esclavitud en 1888, a las reformas militares y hacendísticas, Código Civil de 1889 y, por último, los juicios por jurado, una modalidad implantada en países como Estados Unidos, que persigue la integración de la sociedad en la justicia, en España en la actualidad ha habido varios movimientos proponiéndolos, hoy por hoy no han dado resultado. 
    Dentro de la obra reformista nos encontramos el sufragio universal masculino, para mayores de 25 años, aumentando así el número de votantes, una medida de cara al público muy prometedora, pero, el fraude y la corrupción seguían en el escenario. 
    El final político de la Restauración, se dio gracias a la influencia personalista visible, la sustitución de Sagasta por el Conde de Romanones. El golpe de gracia fue la muerte del personaje más influyente la época, Antonio Cánovas del Castillo. 
    Aunque una gran mayoría de la opinión historiográfica lo denomina sistema democrático, porque mantuvo, aunque fuese ficticiamente, la estabilidad institucional y el turno político, otros lo consideran no válido por el acuerdo tácito. Mientras sus detractores se acogen a que había representación parlamentaria. 
    No podemos olvidar que el concepto de democracia se centra en el poder del pueblo o nación, una Constitución, una institución y un turno político. Los últimos años de la restauración estarán marcados por la desconfianza, desinterés y absentismo de una nación que sabía que sus votos eran en vano. 
    Todo esto se añadiría a los levantamientos en Cuba, que produciría una crisis en el sistema en 1898, marcando así el fin de la restauración. Esta serie de conflictos favoreció el inicio de la dictadura de Primo de Rivera (‘98-’23).

Bibliografía:

-Concostrina, N. 2010. Menudas historias de la historia. Madrid: La Esfera de los Libros.

lunes, 24 de febrero de 2014

4. Historia Contemporánea, España; Sexenio revolucionario (desarrollo básico Bach).

Bloque 1: Introducción.

Como antecedente histórico de esta época debemos considerar el reinado de Isabel II y sus innumerables gobiernos como el desencadenante del sexenio revolucionario, sin duda, la época más caótica del siglo XIX español . 
Tras la conciliación de la Iglesia con Isabel II -visible en múltiples acciones como el bautizo del heredero borbónico olvidando así su condición de "hijo del adulterio"- la parte más progresista del pueblo español se une bajo el mando del general Prim y los destacados generales Serrano y Topete. El 19 de septiembre de 1868, Juan Bautista Topete lidera un alzamiento en Cádiz, la ciudad con más historia democrática de nuestro país, contra Isabel II. Mientras Juan Prim y Miguel Serrano llevan a cabo un pronunciamiento "Viva España con honra"; estos generales serían secundados por el pueblo en lo que más tarde se denominará la Gloriosa revolución. 

Bajo el grito "Abajo Isabelona fondona y golfona" el general Serrano -antiguo y resentido amante de la monarca- derrotó las tropas reales en la batalla del Puente de Alcolea en Córdoba .  Estos generales podrán ser juzgados, por sus acciones y decisiones pero nunca comparados con los líderes anteriores al Sexenio ya que cedieron el poder a las Juntas Revolucionarias, que se dividían en provincias y contaban con el apoyo social de las fuerzas populares y urbanas . 

Bloque 2: Juntas.

Estas Juntas se caracterizan por su consigna que enmarca los derechos y libertades del individuo; nombraron un gobierno provisional, hasta que fuese elaborada la nueva constitución, donde Prim ejercicio como presidente y Serrano como regente. Estas acciones fueron apoyadas por las ideologías progresistas y unionistas ante la desaparición política -momentáneamente- de los grupos moderados.
Las cortes constituyentes serían un éxito de estas juntas, en las cuales se reafirmaron ideales como la libertad de prensa, el sufragio universal y los derechos del ciudadano. Hay que destacar la importancia política de redactar la constitución, este logro fue obtenido por la coalición formada por unionistas, progresistas y demócratas. En esta disputa también trataron de intervenir moderados, republicanos y carlistas, estos dos últimos no les interesaba la constitución sino poner trabas a su redacción. Esta será la primera constitución democrática de la historia de España conseguida el 1 de junio de 1869. 
Mientras el gobierno provisional seguía realizando sus tareas asignadas entre las que se encontraba controlar a los republicanos, sostenimiento económico, y la búsqueda de un rey, esta tarea aparte de ser algo patética -peregrinación por las casas reales europeas buscando un monarca constitucional, con pies de plomo para no romper el equilibrio de las potencias- nos deja ver que aunque sus intenciones con la causa liberal eran sólidas no estaban preparados ni mental ni culturalmente para esta gran serie de cambios políticos. Y por último, pero en este caso si menos importante, solucionar el levantamiento carlista de la mano del hijo de Carlos Mª de Isidro, el cual se haría llamar Carlos VII, un nombre muy monárquico para la poca relevancia que tendrá en este ámbito . 

Bloque 3 : En busca del rey perdido.

Mientras Prim comienza su labor entrevistándose con candidatos para ser rey. Se barajaron nombres como Antonio de Orleans o Espartero, este último se ofreció pero no se le tuvo en consideración por su avanzada edad y por su historial político. 
Al final de la negociaciones se barajan dos nombres: Leopoldo Hohenzollern-Sigmaringen, emparentado con Guillermo I rey de Prusia y cuya candidatura fue saboteada por Napoleón III comenzando así el enfrentamiento franco-prusiano, finalizado con la caída del segundo imperio francés. Fue apodado Leopoldo "olé olé simeligen" por hechos ocurridos durante su reunión con Prim que evidenciaron que no era apto . 
El otro nombre y final elegido sería Amadeo de Saboya, quien desde un principio era el más valorado ya que pertenecía a una dinastía monárquica constitucional, la casa de Saboya, que protagonizó la unificación italiana . 
No se puede negar la evidencia que la elección de Prim, puede estar basada en los rumores que circulaban sobre la falta de luces del candidato, lo cual era completamente falso, ya que Amadeo era un gran aficionado a la literatura, con preferencias a la novela pornográfica francesa. Lo que no se puede negar de este personaje era sus ganas de agradar a la población. De todas formas no le dio tiempo, esto se debe a la falta de apoyos que procesaba de los grupos sociales más influyentes: la aristocracia que poseía el poder económico, el clero que poseía la fuerza ideológica y el ejército que poseía la fuerza bruta. 
Esto provocó que en el pueblo fuese calando un ideal pseudorepublicano, que unido a la plataforma moderada liderada por Cánovas del Castillo y la muerte de su único valedor, Prim, desembocó su salida precipitada del trono el 11 de febrero de 1873. Este hecho nos proporcionó una gran publicidad entre las demás potencias que no se atrevieron a intervenir en los futuros sucesos políticos . 
Prim fue acribillado cerca de las cortes, pero no murió de los balazos ya que llevaba un chaleco antibalas de la época, sino que murió de infección, una inyección de penicilina le hubiese salvado, lastima que a su inventor le faltaran 12 años para nacer. Será el primer caso español de muerte de un presidente aunque desgraciadamente no el último, lo que sí se caracteriza es por ser el único sin resolver y precisamente no fue por falta de sospechosos .

Tendremos que destacar de Cánovas del Castillo, más conocido por Don Antonio por el mundo periodístico, que era una persona que aún teniendo su ideal político buscó realizar un equilibrio político donde el ciudadano desinformado y sin armas para hacerlo, formaba un papel esencial . 

Bloque 4 :República 

Es así como empieza la primera República española. El mismo día de la renuncia de Amadeo, Stanislao Figueras asume la presidencia. 
El escaso reconocimiento internacional de España como República provocó el aislamiento del país entre las potencias europeas pero también nos condujo a un acercamiento a Estados Unidos y a Suiza. 
La nueva situación provocó en el pueblo una aspiración por la reforma social que comenzaría por una nueva desamortización, todo este influjo progresista con la llegada de Francisco Pi i Margall se tradujo en nuevas reformas como la reforma de impuestos, la legislación laboral y la abolición de la esclavitud de las colonias. 
Esto produjo un conflicto ya que las colonias empezaron a ambicionar su independencia y con ayuda de Estados Unidos sería un hecho años después. Otros conflictos destacables, serían el carlismo liderados por el conde de Montpensier; contra los monárquicos y por último contra los republicanos que sin lógica alguna y con una gran impaciencia empiezan a distanciarse ideológicamente hasta alcanzar un enfrentamiento que supondría la ruptura de la república desde su raíz . 
Esta situación desembocó en la sublevación cantonal provocada por las aspiraciones autonómicas influenciadas por la primera internacional . 
El final de la república está precedido por un poder debilitado a cargo de Emilio Castelar. El 3 de enero de 1874 , la situación se torna peliaguda cuando las votaciones de los republicanos casi han sido bloqueadas por los monárquicos (120-100) esto provoca que el general Miguel Pavia entre a las cortes en caballo con un solo objetivo, disolver la república acrecedentando la tradición militar en inmiscuirle donde la democracia no les llama, tras esto le concede el poder a Serrano. 
Los siguientes meses Serrano intenta afrontar la debilidad del país ,pero como ya vimos en el general Espartero no le sentó bien la adquisición de poder. Tras once meses en el poder Martínez Campos lleva a cabo un pronunciamiento con el apoyo de Cánovas del Castillo, que fue el ideólogo del manifiesto de Sandhurst. Ellos querían la vuelta del heredero Borbón, Alfonso XII. El manifiesto buscaba la estabilidad y nos devolvía a un sistema conservador católico ya superado anteriormente pero el pueblo estaba cansado de tanta experimentación por lo que volvieron a lo conocido . 
El final del Sexenio Revolucionario estará marcado por la restauración monárquica, que como había predicho Cánovas, sería un hecho que pondría punto y final a la caótica época que había sido el Sexenio. Alfonso XII ocupó el papel de monarca constitucional que desde un principio el pueblo deseaba.

Bloque 5: Bibliografía.

- Concostrina, N. 2010. Menudas historias de la historia. Madrid: La Esfera de los Libros.

Artículos recomendados
- http://historiasdelahistoria.com/2012/05/03/el-dia-que-cartagena-murcia-solicito-integrarse-en-los-eeuu
- http://www.libertaddigital.com/opinion/historia/reyes-alternativos-1276237882.html

3. Historia Contemporánea, España; Isabel II (desarrollo básico Bach)


El reinado de Isabel II 


     La especial subida al trono de Isabel II, con tan solo 3 años de edad, se encuentra ensombrecida por las causas que propiciaron este hecho. 
    Su progenitor, el monarca Fernando VII, se enfrenta a su hermano Carlos María de Isidro por el trono español. Carlos Mª de Isidro declaró en una carta el 29 de abril de 1833 "Mi conciencia ni mi honor me permiten jurar ni reconocer otros derechos" y aunque a este aspirante al trono solo le movería su honor y no ninguna ansia de poder -rasgo hereditario, por cierto-, no pudo evitar que su hermano derogara la ley Sálica impuesta por Felipe V, por la cual las mujeres no podían gobernar en España mientras hubiese algún descendiente varón.
     Esta elección no hubiera tenido tantas consecuencias si este cambio se debiera a un avance en la sociedad o en la monarquía, pero Fernando VII lo hizo para mantener la corona entre sus descendientes a la espera de uno que sí cumpliera con lo deseado. Ello nos deja a Isabel II como una marioneta entre las desavenencias familiares -tristemente esta situación se repetiría en el plano político-. 
     El mismo día de la muerte de Fernando VII, su hermano comienza las sucesivas guerras carlistas; éste contaba con el apoyo de sus seguidores y de los absolutistas, es decir, seguidores de Fernando VII que no podían aceptar que quien liderará el país no llevase pantalones. Esto nos deja el bando de Isabel ,encabezado por su madre, la regente María Cristina -muy ocupada por su futura boda con Fernando Muñoz-, con una sola opción, adoptar la ideología liberal, concediéndonos así, dos ideologías completamente opuestas: por un lado Carlos Mª de Isidro reivindica los valores tradicionales mediante una ideología absolutista y por el otro lado el bando isabelino que apoya, sin otra opción, la propuesta liberal y la sociedad burguesa del momento. 
    Liderando el pequeño ejército carlista nos encontramos a Tomás Zumalacarregui, quien se enfrentó al ejército liberal que posee 100.000 hombres liberados por el gobierno de Martínez de la Rosa. El ejército carlista se estableció en pueblos del País Vasco y Navarra aunque ansiaban conquistar una gran ciudad para poder pedir ayuda a la Santa Alianza. 
    El fin de la contienda queda señalado de mano de los generales Maroto (Carlista) y el gran Espartero (Liberal por el momento) en el convenio de Vergara en 1839. Ésto significa el fin de la 1º guerra carlista. 
    Con la victoria del bando isabelino comienzan a sucederse un gran número de gobiernos cortos liberales con sus respectivos líderes. 
   El primer gobierno sería de la mano de Cea Bermúdez, quien pertenecía al bando más moderado del liberalismo, su gobierno estará marcado por el conflicto y por la demanda de los liberales más progresistas de reformas en el gobierno -éstos pedían la vuelta de la constitución de 1812-. Por todo ello, Cea Bermudez solo permanece un año en el poder. 
    El segundo gobierno estaría liderado por Martínez de la Rosa, quien pertenecía a al bando más progresista del liberalismo. Su paso por el gobierno estaría marcado por el cambio necesario que no llevó a cabo el gobierno anterior y por promulgar un Estatuto Real donde se convocaban unas cortes constituyentes. Su objetivo era adaptar el Antiguo Régimen a los nuevos tiempos. 
     El gobierno progresista se caracteriza por las revueltas ('35-'36), la más destacable sería la sargentada de la granja, en la cual un grupo de guardias civiles (de los que cabe destacar que era el grupo que podía ejercer más presión) se amotinan y secuestran a la pequeña Isabel que solo contaba por entonces con 7 años de edad, con este acto pretendían conseguir que la regente jurara la constitución de 1812 evitando así el Estatuto Real. No consiguen su propósito y al final ceden. 
    El clero ya no contaba con protección del Estado, este hecho se traduce en que el bando más resentido de esta nueva sociedad descargue años de penurias contra ellos. 
    Los cambios que Martínez de la Rosa llevó a cabo son la celebración de unas cortes constituyentes, libertad de prensa, ley electoral más permisiva (permitiendo el acceso a una mayor población masculina al proceso lectivo), reestructuración de la milicia nacional y el llamamiento militar de 200.000 hombres contra los carlistas denominado Leva (destacando que sería el primer ejército mercenario español ya que recibían una compensación económica). 
     Todo ello engloba el gobierno de Martínez de la Rosa que se marcha por voluntad propia. 
    El tercer gobierno estaría liderado por Mendizabal, quien también procesaba la ideología más progresista; éste llevó el Estatuto Real con todas sus normas hasta las últimas consecuencias, una de ellas sería una gran desamortización -que afectaría a propiedades eclesiásticas exceptuando las que tenían fin educacional o sanitario-. Desestructura el Antiguo Régimen entre el '36 y '37 consiguiendo así, que sus sucesores sigan un sistema liberal constitucional parlamentario y por último, disuelve los señoríos feudales y el mayorazgo, eliminando así una gran barrera contra el crecimiento económico del país. 
   Mendizabal promulgó la constitución de 1837, a la que se le atribuyen dos lecturas una progresista -la soberanía reside en el pueblo, país aconfesional...- y otra moderada -bicameral, amplios poderes al rey y sufragio para hombres mayores de 25 años y que ganasen más de 200 reales-. 
  El contexto político-nacional estaba basado en la alternancia política pactada entre moderados y progresistas; así como la intromisión de militares en asuntos de gobierno tales como Narváez, Espartero y O'Donnell. 
   Con la llegada moderada los avances conseguidos por los líderes progresistas quedan transformados o eliminados. Se caracterizan tres en especial, el sufragio censitario se vuelve más selectivo, la libertad de prensa se coarta dando paso a la censura y realizan la ley de Ayuntamientos de 1840 por la cual el monarca puede elegir, sin más criterio que el propio, a los alcaldes. La ley de Ayuntamientos sigue vigente con grandes transformaciones. 
   En reacción a estos cambios surge un movimiento insurreccionista progresista liderado por Baldomero Espartero, quien obligó a la reina a renunciar a su regencia (mediante chantaje, no es lo mismo un secreto a voces que una confirmación) aunque la reina claudicó Espartero desveló su secreto, en reacción la ya exregente le respondió "Te hice duque, pero no logre hacerte caballero". 
   Podemos observar que a lo largo de la Historia el poder en manos inadecuadas acaba corrompido, un caso que añadir a esta ecuación sería el de Baldomero Espartero, el gobierno de este se prolongó durante tres años ('40-'43) dando una visión de primera mano a la sociedad de su cambio de líder liberal a una adopción de una posición absolutista que propiciaría, que a la larga, el pueblo perdiese su confianza en él. 
    El fin de su gobierno estaría marcado por el bombardeo a Cataluña con la ayuda de Zurbano (terminando con las protestas por un arancel textil).Tras ver que había contagiado el entusiasmo a su amigo, y ambos se habían excedido decide abandonar el gobierno, no sin antes conceder la mayoría de edad a Isabel II, quien contaba con 13 años, aún sabiendo que esta se convertiría nuevamente en una marioneta en manos (en esta ocasión ) de los políticos. 
    Su sucesor sería Narváez quien asume el control y redacta la constitución del '45, donde declara que la soberanía del país será compartida entre el poder ejecutivo (aunque en la realidad tenía más poder) y el poder legislativo y restringiendo más aún el voto. Concede la exclusividad católica en la educación repercutiendo en las siguientes generaciones. Narváez consigue llegar a un acuerdo con la iglesia para que ésta "acepte" la desamortización a cambio del sostenimiento económico por parte del gobierno (además de ganar una remuneración para sus miembros sin la necesidad de pagar impuestos) convirtiendo así a España, de nuevo, en un Estado católico quedando documentado en el concordato de la Santa Sede. 
    Ambos documentos dotan a el país de uniformidad, centralismo y jerarquización además de poseer un grupo de seguridad a servicio del Estado, la guardia civil('44). 
   En 1846 Isabel II contrajo nupcias con Francisco de Asís y Borbón -primo por partida doble continuando la tradición consanguínea en las monarquías europeas-. Ninguno de los dos querían, el por qué, a ella le gustaban los hombres y a él también, pero mandaban los intereses del Estado. Aún siendo este aspecto así Isabel II oficialmente tuvo 12 embarazos, de los que no se puede asegurar la participación de su marido. 
    Narváez sería sustituido por Bravo Murillo, del cual se dice que abandonaba las cortes para no discutir, normal en alguien que desayunaba dos chorizos y un vino; su inestabilidad política se debe a su dictadura tecnócrata . 
   Toda esta situación llevó al pueblo a pronunciarse durante las revueltas de 1854. Sería denominado pronunciamiento de Vicálvaro . 
     En este momento aparece O’Donnell convirtiéndose en la opción de muchos. Fundó la Unión Liberal y le concedió la presidencia a Espartero, también éste es el escritor del manifiesto de manzanares ,popularmente conocido como el manifiesto de queremos, el cual era muy progresista para su época . 
    Madoz sería el siguiente, su gobierno se caracteriza por su gran desamortización al clero, Estado, órdenes militares y Ayuntamientos. Con el dinero recaudado concede incentivos económicos para el ferrocarril, el cual tenía muy mala opinión la iglesia y solo era utilizado por extranjeros con alto poder adquisitivo . Intentó redactar una constitución pero no le dio tiempo, esta se denominaría la “Non grata” lo que nos da una clara visión de la situación caótica que vivían . 
   Gracias a las revueltas populares O’Donnel vuelve, pero en este caso como líder. Todo líder tiene seguidores en este caso se denominarían unionistas; éste consiguió un equilibrio entre moderados y progresistas reportándose un gran prestigio nacional. Destacan las actuaciones en Indochina, México -de la mano de Napoleón III y las campañas en Marruecos-.
   Con el regreso de los moderados encabezados por Narváez, también vuelven las revueltas ante su represión política, esto causa la sublevación de los sargentos del cuartel de San gil, quienes representaban los valores progresistas y demócratas -no eran demócratas como los que conocemos hoy en días se les denomina así porque eran los más radicales de su momento, de estos “demócratas” en un futuro lejano descenderán los anarquistas nacionales-. 
    En 1866 el pueblo cansado de la situación crea una opinión común de cambio que le valdría para echar la monarquía del país (no sólo a los Borbones ) esto queda grabado en el pacto de Ostende. 
    Isabel II, quien estaba veraneando en San Sebastián, sólo tuvo que hacer unos kilómetros para ponerse a salvo en Francia; antes de exiliarse pronunció “creía tener más raíces en este país “.
    Comenzando así el Sexenio revolucionario, sin duda la época más caótica del siglo XIX español

Bibliografía:

- Concostrina, N. 2010. Menudas historias de la historia. Madrid: La Esfera de los Libros.

-Rubio, María José (2009) Reinas de España. La esfera de los libros, Madrid

Artículos recomendados:

-http://www.nuevatribuna.es/articulo/cultura---ocio/lado-oscuro-reina-maria-cristina-borbon-sicilias/20141103110417108836.html#votar-5
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- http://www.historiadeiberiavieja.com/secciones/historia-contemporanea/isabel-ii

domingo, 23 de febrero de 2014

2. Historia Contemporánea, España; Guerra de la Independencia y las Cortes de Cádiz (desarrollo básico Bach).




     El reinado de Carlos IV no sólo afectó mediante sus acciones, llevadas a cabo entre el siglo XVIII y principios del XIX, sino que también determinaría el camino de sus sucesores al trono.





El 15 de noviembre de 1792, Manuel Godoy terminó su escalada de posiciones, convirtiéndose en ministro con tan sólo 25 años, todo ello con el beneplácito de la reina consorte, María Luisa de Parma. Ya fuere por su relación por la reina –unión que habría que analizar desde una visión aséptica y de género, no influenciada por la historiografía tradicional-, ya fuere por sus capacidades, tras el cese de Aranda, Godoy se hizo cargo de las obligaciones políticas de Carlos, exponiendo su grave influencia francesa; tareas que el monarca no dudaba en desechar a favor de actividades menos extenuantes, como su afición a la relojería o la caza, siendo ésta última leída por las crónicas y las interpretaciones posteriores, la oportunidad para los encuentros entre el ministro y la reina.
Debido al parentesco "Borbón", además de los obvios condicionantes fronterizos y continentales, España estaba “obligada” a mantener una relación cordial con Francia incluso con la ejecución de Luis XVI y su familia; ello se traduce en un frente franco-español que lucharía contra la gran potencia, Inglaterra y su aliada, Portugal.
La situación nacional comenzaba a tornarse peliaguda, la crisis de subsistencia que azotaba al país provocó el amotinamiento del pueblo en Aranjuez. Ante esta situación, el monarca, en un despliegue sin precedentes de carácter inculpa a Godoy, cabe destacar la buena relación que mantenía el ministro con la reina consorte, tal que se duda de la paternidad de los infantes más jóvenes, en especial de Francisco de Paula, quien en palabras de Lady Holland, esposa del ministro inglés del momento, mantenía un “indecente parecido” con el ya exministro.
Francia liderada por Napoleón Bonaparte logró convencer al monarca español de participar en una batalla perdida desde un principio, donde España no sólo sentenciara su presente sino que también su futuro. La inexperiencia de la alianza se vio patente en los resultados, 25 navíos perdidos de la alianza contra 5 ingleses, quienes eran liderados por el almirante Nelson. La batalla se denominó como la batalla de Trafalgar, en ella se perdió gran parte de la flota naval hispánica, que en un futuro no muy lejano sería necesaria para sofocar el influjo revolucionario de sus colonias, y por su falta se experimentará su pérdida escalonadamente.
En un nuevo intento de alianza y tras firmar el tratado de Fontainebleau, el ejército napoleónico parte desde Bayona con la premisa, estética, de invadir Portugal para su división entre los ideólogos del plan, España, Francia y Godoy pero empleando el tratado como escudo, Napoleón dirigió sus tropas hasta su verdadero destino, Madrid. España estaba invadida.
Tras largas negociaciones con el nuevo monarca, tras la abdicación de Carlos IV, se llega a un acuerdo, el “líder español”, Fernando VII aceptaría mantener su patrimonio y estatus mientras le cediera la corona al pequeño cabo. Una vez hecho huiría a Valençay resguardandose de todo lo que quedaba por acontecer, habiéndose ganado el sobrenombre de Fernando VII el “vendido”. Ésto más tarde sería denominado por el historiador Miguel de Artola como “La cadena de renuncias más desvergonzada de toda la Historia”.
Bonaparte cedería la corona, como otras muchas posesiones conquistadas, a un miembro de su familia, en este caso a su hermano mayor José, quien sería coronado como José I de España. “Pepe Botella” no se adaptaría al trono, o el trono a él, por lo que él y sus reformas de carácter intelectual, el reformismo ilustrado, serían expulsados del trono por un pueblo sin su legítima guía divina, la cual se encontraba “privada de su libertad” por el general Bonaparte. Este monarca sólo sería recordado por su gran afición al vino y por los intelectuales, que veían su oportunidad de progreso destronarse.
      En consecuencia de ello comenzaron los fusilamientos de Madrid el día dos de mayo de 1808 como método para recuperar el control francés, como se puede observar en el documento adjunto. Esta situación sería retratada por el pintor real Francisco de Goya.


Madrid, dos de mayo de 1808, seis de la tarde.


Sire: la tranquilidad pública ha sido turbada esta mañana. Desde hace varios días la gente del campo se reunía en la ciudad, circulaban panfletos excitando a la rebelión, la cabeza de los generales u oficiales franceses hospedados en la ciudad se ponía a precio, en fin, todo anunciaba la crisis. Esta mañana desde las ocho la canalla de Madrid y de los alrededores obstruía los accesos al palacio y llenaba los patios. Uno de mis ayudantes de campo que había enviado para cumplimentar a la reina de Etruria que iba a subir en el coche ha sido detenido a la puerta de palacio y hubiera sido asesinado por el populacho desenfrenado a no ser por diez o doce granaderos de la guardia de V.M. que envió para liberarle. Momentos después un segundo ayuda de campo que yo enviaba con órdenes para el general Grouchy ha sido asaltado a pedradas resultando herido. Inmediatamente se ha dado el toque de llamada, la guardia de V:M. ha tomado las armas y todos los campamentos puestos en movimiento han recibido la orden de marchar sobre Madrid para ocupar los puestos que les habían sido designados en caso de alarma. Mientras tanto, un batallón de la guardia alojado en mi palacio, protegido por dos cañones y un pelotón de cazadores polacos, ha marchado hacia el castillo atacando a la masa allí reunida y dispersándola a tiros de fusil. Por su lado, el general Grouchy reunía sus tropas en el Pardo y recibía la orden de dirigirse por la calle de Alcalá a la Puerta del Sol y Plaza Mayor donde se habían reunido más de veinte mil rebeldes. Se asesinaba ya en las calles a los soldados aislados que intentaban incorporarse al puesto sin perdonar los que se ocupaban de las distribuciones. [...] Ordené al general Grouchy que se dirigiese a la Puerta del Sol y al coronel Frederic que marchase sobre el mismo lugar por la calle de la Platería y que disolviesen a cañonazos al populacho; esas dos columnas se pusieron en movimiento u consiguieron limpiar las calles, no sin dificultad porque esos miserables expulsados por las calles se refugiaban en las casas y disparaban contra nuestras tropas desde los cruces mientras que la mayoría se dirigía al Arsenal para apoderarse de los cañones y de los fusiles. Pero el general Lefranc que se encontraba en la Puerta de Fuencarral se dirigió allí con la bayoneta calada y ha conseguido apoderarse del Arsenal y recuperar los cañones de los que se habían apoderado los rebeldes. Después las columnas se han dirigido a la Puerta del Sol, las Puertas de Toledo, Segovia y Fuencarral. El general Grouchy ha dado orden de entrar en las casas desde donde se hacía fuego haciendo pasar a cuchillo a todos los que allí se encontraban en ellas. Todas las calles han sido despejadas. Los campesinos que habían conseguido escapar de la ciudad han topado con la caballería y atacados a sablazos. [...] Sire, hay mucha gente muerta: los cazadores de vuestra guardia han perdido varios hombres. [...] Esta noche comunicaré a V.M. sobre este acontecimiento cuando haya recibido los informes detallados de los diferentes generales con mando. En un abrir y cerrar de ojos todo el mundo estuvo en su puesto y debo rendir los mayores elogios a todas las tropas de V.M. especialmente al general Grouchy .


Murat, C., Murat lieutenant de l´ Empereur d´ aprés correspondance inédite, París, 1847.

    La corte real volvería de sus vacaciones, en busca de una nueva consorte entre las sobrinas de Napoleón, quien evitó todo aproximamiento entre el monarca y las féminas de su familia. El regreso estaría marcado por las vejaciones de un pueblo traicionado, en un principio y, por vítores finalmente, eso sí, tras haberse extendido, intencionadamente, el rumor de la reciente libertad recuperada del monarca. Intentaron establecerse en Madrid y Sevilla pero finalmente se establecerán en Cádiz.
   Ante esta situación de abandono el pueblo español comenzaría a sublevarse, los primeros focos se concentrarán en Sevilla, Valencia y Valladolid seguidos de las comunidades de Aragón, Andalucía y ambas Castillas. El alzamiento se llevaría a cabo ante el gran general francés y yerno de Napoleón, Murat.
   Debido a la escasez de miembros e integrantes, los sublevados emplearon la táctica militar de las guerrillas, con el fin de imposibilitar las acciones francesas.
  Con el fin de facilitar la coordinación y la comunicación entre los rebeldes nace el fenómeno juntista, integrado por militares y seguidores del monarca. En un principio las juntas serían locales, pero tras su evolución a provinciales conseguirían unificarse en la Junta Suprema de Cádiz, quien además poseería la soberanía nacional ante la desaparición de las autoridades.
  Por ello el general Bonaparte calificó el país como “un país de desarrapados” y sus miembros, quienes luchaban por su honor y libertad redoblaron los esfuerzos ante la invasión. Las tropas francesas se enfrentaron al ejército español, formado y liderado por bandoleros, por su gran conocimiento del entorno; en un principio las partidas serían de 30-50 personas pero en el periodo más álgido alcanzarían las 55.000.
  La maniobra francesa de establecer el Ebro como perímetro de seguridad se debía a la ambición napoleónica de anexionar dicho terreno al Imperio. Obviamente no lo consiguieron pero sería en nacimiento de ciertos estereotipos regionales, que premiarán la bravura o la falta de ella ante la invasión, rasgos que se han potenciado y aumentado en la Historia reciente.
   La batalla de Bailén sería el punto de inflexión en la contienda, la victoria rebelde contra la Gran Armée supondría la motivación necesaria para continuar. Dirigiendo el ejército francés se encontraba el general Dupart, quien se enfrenta al general Castaños, el cual había posicionado a sus hombres en distintas alturas, provocando una emboscada. No podemos omitir la ayuda del general Reading, un holandés al mando de una tropa de 600 granadinos mientras que el general Wellington, inglés, entró por la península por Portugal, dejándonos ver los nuevos aliados españoles. No podemos subestimar la inestimable ayuda del general “Verano”.
En 1809 en una acción ilógica de Bonaparte, éste divide su Gran Armée para invadir el Imperio ruso, pero una vez allí el clima le volvió a jugar una mala pasada. A raíz de esta sentencia francesa sólo podemos destacar dos batallas al norte y sur de Madrid, Arapiles y Ocaña, entre 1810-1812. 
En 1813 finalmente se firma el tratado de Valençay por el cual las tropas francesas abandonaron el país.
Durante el conflicto convivieron tres grandes ideologías, los afrancesados (-1%), quienes estaban formados por los intelectuales de la época, el término adquirió una connotación peyorativa con el paso del tiempo; el clero y los absolutistas (+80%), querían la vuelta de Fernando VII y continuar con los valores de la sociedad tradicional; y por último, los liberales, quienes partiendo del ideal francés y, no siguiéndolo conjuntamente, buscaban establecer una nueva etapa en la sociedad, empleando la guerra como activo cambiante.
El 19 de marzo es aprobada la 1º Constitución española “la Pepa”, denominada así porque se promulgó el día de San José, éste término fue empleado tras el regreso del monarca y por consiguiente la vuelta del absolutismo.
Una constitución es la Carta Magna de una nación, donde se establecen los derechos, las obligaciones y los deberes de los ciudadanos, al igual que un organigrama legislativo que regirá el país. La estructura de la constitución está dividida en tres poderes: legislativo, judicial y ejecutivo.
Legislativo: Es unicameral y se encuentra codificado. Legisla sobre asuntos económicos, militares y que afecten a las relaciones internacionales. El proyecto propio de esta constitución sería la eliminación del mayorazgo, los señoríos jurisdiccionales, los gremios, que darían paso a los mercados y, la Inquisición, que era un tribunal religioso. 
Judicial: Se caracteriza por ser independiente del resto y por ser garante de los derechos del ciudadano (propiedad privada, libre opinión y religión, libertad de prensa, una educación mínima obligatoria y pública…). 
Ejecutivo: Quedaría representado por una monarquía limitada, parecida a la actual. 
La “Pepa” aseguraba una serie de reformas y artículos como la separación de la milicia militar en dos, local y provincial; reformas hacendísticas y en los impuestos, etc.
Sin embargo con el regreso del monarca el país perdió todo lo ganado, su lucha, sus pérdidas quedarían borradas de la Historia “como si nunca hubiera sucedido”, gracias al manifiesto de los persas. Esta nueva sociedad que había confiado en sus integrantes en una lucha por mantenerse unidos se desintegró bajo el absolutismo más obsoleto que ya parecía demasiado conservador después de haber luchado y conocido la libertad.




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1. Historia Moderna, Inglaterra; Revolución inglesa del siglo XVII



1. Introducción

      De la unión de las casas de York y Lancaster tras la batalla de Basworth en 1485 -fin de la Guerra de las dos Rosas-, resulta la dinastía Tudor: cinco gobernantes absolutistas cuyas políticas y decisiones marcarían la historia y el progreso de una nación.

2. Reinado de Jacobo VI de Escocia y I de Inglaterra.

    Ante la anunciada muerte del último miembro de esta casa, Isabel Tudor, el aparato político del momento, liderado por Sir Robert Cecil, conde de Salisbury, comenzó a buscar en retrospectiva a cualquier descendiente de la casa; ante ellos surgió Jacobo VI de Escocia -y próximo Jacobo I de Inglaterra-, quien poseería la heráldica necesaria, a pesar de ser un Estuardo, para legitimar el trono inglés como descendiente de Margarita Tudor, obviando eso sí, y sin ninguna queja aparente, que Enrique había abandonado la línea sucesoria de su hermana.
     Su andadura en el reino vecino había comenzado en 1567, siendo coronado, aún siendo un infante, por la misma facción nobiliaria que había depuesto a su madre, María de Estuardo. Consciente del mosaico de reinos que regiría, como lo prueba la adopción del título “Rey de Gran Bretaña”, Jacobo se hizo cargo de tres territorios opuestos política y religiosamente, ofreciendo un claro ejemplo de ejercicio de la política cuando, a pesar de su educación calvinista, apostó por el anglicanismo como medio para unificar a tres territorios con tres corrientes religiosas distintas -calvinismo, anglicanismo y catolicismo-. Ello desencadenaría la “Conspiración de pólvora” -1604- , por la cual un grupo de cristianos radicalizados pretendió volar el Parlamento. El descubrimiento de la conjura le sirvió a Jacobo como pretexto para endurecer sus medidas antirromanas, cesando los derechos de los cristianos y obteniendo un acercamiento a los grupos calvinistas y puritanos, aunque estos nunca estuvieron de acuerdo ante unas medidas "demasiado blandas". Ante el ya nombrado mosaico de posesiones territoriales, Jacobo unió las dinastías de dos reinos -inglesa y escocesa-, aboliendo las aduanas y creando una nueva bandera que representaría la unión en 1606. Mientras que Irlanda presentaría un escenario bastante diferente. Irlanda supuso la colonización de un reino mediante oleadas de población, quienes ocuparían los altos puestos públicos y adaptándose a sus costumbres. Las confiscaciones de tierras y la pérdida de derechos a favor de los recién llegados, provocó diversas rebeliones entre los isleños nativos, haciendo acto de presencia los primeros sentimientos xenófobos hacia los ingleses.
     En el mismo año de la conjura, el monarca comienza a relacionarse con los baluartes europeos: firma la paz con Felipe III de España, argumentando que como rey escocés no tenía conflictos con los hispanos, dando de este modo los primeros pasos ante un proyecto de nupcias entre ambos territorios. Esta acción estaría influida por Don Diego Sarmiento de Acuña -embajador hispano en Londres-. Asimismo, obtuvo la paz hispano-holandesa en 1609, lo que le supuso un descanso a las arcas reales, desgastadas aún por el mandato de su predecesora, Isabel I.
    Su reinado daría lugar a las primeras disputas con el Parlamento, muy ligadas a la tributación y a la imposición de un Estado absolutista, llegando incluso a no convocarlo entre 1611-1621, tras el bloqueo del “Great Contract” entre otras propuestas de Cecil. En 1621, tras siete años sin convocatorias, se solicitó de nuevo, con la intención de pedir la aprobación de la intervención inglesa, y sus respectivos impuestos para sufragarla, en la guerra de los Treinta años con la que se pretendía apoyar al yerno real, Federico V, quien estaba perdiendo sus posesiones en el Palatinado a manos de los Habsburgo.
     El validamiento ante algunos miembros de la nobleza continuaba ejerciéndose; tras la muerte de Sir Robert Cecil le siguieron Sir Robert Carr o Sir George Villiers, quien fue nombrado primer Duque de Buckingham en 1623 -favoritismo que conservará el príncipe Carlos-. Este válido fue el encargado de acompañar al Príncipe de Gales a Madrid para conocer a la infanta María Ana, hija de Felipe III, en lo que fue denominado el “enlace español”. A pesar del esfuerzo de Jacobo I, la amistad labrada con España no resistieró la denegación de las exigencias hispánicas, como la negativa inglesa sobre la conversión del Príncipe al catolicismo, todo ello dentro del eco que se formaba concebido por el estallido social; no era aceptable ese tipo de exigencias a un monarca, aunque sí lo serían los tratados secretos firmados con Luis XIII -con la redacción de Richelieu-, tras las nupcias con su hermana, Enriqueta María de Francia, quinceañera y católica, por lo que personificaba los temores de los parlamentarios puritanos, el joven príncipe aceptaría respetar los derechos de los católicos ingleses por influencia de su prometida francesa. La idea de que la Corte era un foco corruptor y extranjerizante, mientras los rasgos que definitorios se encontraban en el pueblo, comenzó a fraguarse  y difundirse en la sociedad, dando como resultado a un principio movilizador de gran relevancia.
    Aún con los rumores de una sexualidad ambigua, el monarca no pudo restar importancia a la sucesión de su casta. Se casaría en 1589 con Ana de Dinamarca con la que tendría nueve hijos, de los cuales sólo tres llegarían a la edad adulta. En 1600 nació en Escocia Carlos, su segundo hijo varón tras la muerte del primogénito -Enrique-  por tifus.

3. Reinado de Carlos I

    Carlos heredará la desconfianza de su linaje, adulterada con una férrea convicción en su poder absolutista ante cualquier otro y, una seguridad adquirida por la influencia francesa, que contrastaba con su salud endeble. Como muestra de la continuación política paterna , mantendría a Buckingham a su lado.
    A la muerte de Jacobo I en 1625, Carlos se encontraría con una monarquía estable de cara a lo vivido, con una cohesión social aceptable, pero con una situación política tensa de cara al continente y, con el impedimento del Parlamento, que no pretendía consentirle la continuación del exacerbado absolutismo de su padre ni la pérdida de su consentimiento a la hora de aprobar subsidios reales. Por ello, y desde sus inicios, la relación entre el Parlamento y el joven rey estuvieron truncadas. A ello hay que sumar el contexto bélico en el que se encuentra sumergido todo el continente; la guerra contra España, tras el fracaso de las nupcias era inminente.
     Para sufragar estos gastos el Parlamento aprobara en 1625, durante una epidemia de peste en Londres, dos impuestos durante un año, a pesar que en época de Enrique VII eran vitalicios. Éstos eran el tonelaje y el peso -“tonnage” y “poundage” dos derivaciones de los impuestos aduaneros de alto rendimiento-. Ante la perspectiva desoladora en 1626, tras el desastroso ataque naval a Cádiz liderado por Bukingham como “Lord Almirante”, se intentó aplicar sobre éste el "impeachement", en una célebre intervención Sir John Elliot, destacado miembro de los Comunes, quien lo comparó con Sejano, el favorito del emperador romano Tiberio, uno de los mayores arquetípicos de tirano, lo que no pasó desapercibido para Carlos. El monarca en un despliegue de su poder y ante la negativa bicameral del Parlamento obtuvo el capital necesario para las campañas mediante impuestos o donativos “voluntarios” -benevolence-, préstamos y créditos forzosos -Forced Loan-, deteniendo arbitrariamente a todo quien se negara y ,obligando a la ciudadanía a aceptar militares en sus casas para reducir los gastos que suponían enfrentarse a dos potencias como Francia y España. Ello, unido a las detenciones, como el “caso de los cinco caballeros” harían cuestionar a los tribunales los derechos Reales.
   Con el dinero obtenido, que sumaba una altísima suma, Carlos abrió una brecha en sus acuerdos para lanzarse en una campaña bélica contra Francia a socorrer la ciudad de Rochelle, un bastión hugonote asediado por las tropas de Luis XIII y su válido Richelieu. En 1627 era un hecho la derrota, ello unido al avance y obtención de altos puestos de los arminianos, como Richard Montagu, granjearon un sin fin de antipatías entre los puritanos y el monarca. A diferencia de su padre, quien nunca se posicionó o favoreció a una religión, Carlos quedó ensuciado por haberlo hecho algo que nunca se olvidaría.
    En 1628 se repetirán las convocatorias para pedir nuevos subsidios que subsanaran una nueva expedición a Rochelle, hecho que fue aprovechado por la cámara de lo Comunes para reformar las bases del gobierno limitando el poder real mediante la “Petition of Right” de 1628, redactada por parlamentarios como, John Eliot, John Pym y Thomas Wentworth, cuya importancia radicaría en el afianzamiento de concesiones y libertades del pueblo. Este documento desde la “humildad” de ser los primeros en conseguir concesiones del sistema absolutista promulga cuatro principios: (1) La no imposición de impuestos que no hayan sido aprobados por el Parlamento, como representantes del pueblo, (2) la defensa de los ciudadanos ante el poder concediéndoles un juicio justo -Habeas Corpus-, (3) el no encuartelamiento de las tropas militares por la ciudadanía sin su consentimiento y, por último, (4) la no aceptación de la ley marcial en tiempos de paz. Con ello no pretendían cuestionar su autoridad pero ello nos habla de la poca confianza que le guardaban al monarca.
    La expedición a Rochelle marcó un nuevo fracaso y Buckingham, esta vez sí, fue asesinado. A pesar de ello el monarca no desistiría, enviando una tercera expedición que fracasaría de igual modo.
    Desde 1629, tras la muerte del Duque de Buckingham a manos de un soldado desmovilizado, el monarca volvería a intentar e influir en las decisiones parlamentarios, pero estos liderados por Oliver Cromwell, hartos de sus menosprecios y servicios a la corona, rechazan sus peticiones desencadenando los once años de tiranía de Carlos I, en los cuales gobernó sin ayuda parlamentaria. Tras la muerte del válido, hubo un rayo de esperanza ante la posibilidad del acercamiento entre el monarca y el pueblo, algo que nunca sucedió.
    Para mantener su capacidad legislativa sin el parlamento a su lado, Carlos I firmaría las paces con Francia y España en 1629 y 1630. Durante este periodo convulso, casi prerrevolucionario, sus mayores colaboradores fueron Wentworth y el arzobispo de Canterbury, William Laud.
   La denominación de este periodo como tiranía se debería contradicción de una norma consuetudinaria esencial. Thomas Wentworth -a quien nombró conde de Strafford- sería su nuevo favorito, rango al que haría honor apoyándole en la búsqueda de ingresos alternativos: multas -en relación con derechos forestales-, venta de patentes y monopolios y, la reintroducción de impuestos medievales como “ship money” en 1634, hecho que gravaba a las ciudades costeras para mantener la defensa del reino. Las personas que se negaron a aceptar estas normativas por no estar refutadas por el parlamento fueron despojadas de sus bienes y sentenciadas, como John Hampden en 1637, dando lugar a un germen revolucionario liderado por una población enfada con el monarca que había faltado a su palabra violando la Carta Magna y la Declaración de Derechos sin ningún miramiento.
    Ante esta situación Carlos se rodeó de pequeñas juntas, delegando gran número de asuntos, hecho que se había ido agravando tras el reinado de Enrique VII, quien forjó la unidad de su reino gracias a hacer todo lo contrario que su descendiente. Durante su reinado se desarrollaron gran número de artes, hecho derivado de su visita a Francia donde el monarca se aficionó a este excéntrico y poco modesto mundo; el Barroco brilló en sus palacios de la mano de pintores flamencos como Rubens o Anton Van Dyck, se recuperaron tradiciones medievales a la par que sus impuestos como la festividad de San Jorge, Patrón de Inglaterra pero estas recuperaciones caballerescas y las adquisiciones artísticas dieron lugar a una mayor presencia pública del catolicismo; Carlos recibió al primer emisario de la Santa Sede en 1634 en la capilla de la reina; Arminianismo seguiría favorecido por el poder Real; en 1632 Wentworth sería nombrado gobernador de Irlanda o “Lord Deputy” con el fin de imponer el anglicanismo, en el territorio moral y, la autosuficiencia económica, en el económico. En Escocia, los mismos enfrentamientos producidos durante la aplicación de nuevas medidas religiosas, sobre todo el nuevo Libro de Oraciones -Player Book- de inspiración laudiana, darían lugar a la Primera Guerra de los Obispos en 1637. Los dirigentes civiles y religiosos firmaron un pacto, el National Covenant, en defensa de la “religión verdadera, las libertades y las leyes del reino”. Al igual que la “Petition of Right” de 1628, no era un documento de desobediencia al poder real o de rebelión, pero Carlos envió a un negociador, mientras que por otro lado reunía a un ejército para suprimir el movimiento y decantarlo a su conveniencia, pero a éste no conseguiría reunirlo hasta 1639, lo que dio margen a la Asamblea General de la Iglesia Escocesa a abolir el episcopado escocés y a los convenanters y, a reunir un contingente similar al de Carlos para prestar batalla. Aún así el derramamiento de sangre no llegó a sucederse gracias a la Paz de Berwick.
    La Paz no supuso un cese en las disputas; los covenantes escoceses consiguieron contactar con los políticos más contrarios al monarca. Por ello el monarca quiso reunir sus tropas para derrotarlos. Éste, de acuerdo con la solución militar en Escocia, persuadió al monarca para convocar al Parlamento inglés y recabar dinero, dando fin al periodo del Gobierno Personal o la Tiranía de los once años.
      El Parlamento corto se sucedió desde el 13 de abril de 1640 hasta el 5 de mayo del mismo año, días en los cuales los Parlamentarios de la Cámara de los Comunes y una minoría de la Cámara de los Lores le plantearon los agravios acumulados durante once años sin Parlamento.
      Esta situación de desacato dio alas al ejército escocés que penetraba en Inglaterra derrotando al ejército real y ocupando la zona de Newcastle -Segunda Guerra de los Obispos-, donde permanecerán percibiendo una cantidad diaria hasta que el Parlamento inglés estableció sus medidas.
    El Parlamento Largo, apoyado por la presión militar escocesa, no sería tan fácil de disolver como el primero. éste comenzó el tres de noviembre y seguiría constituido hasta 1653. Una vez iniciado, los comunes desarrollaron un amplia e intensa actividad liderada por John Pym para lograr sus objetivos, del mismo modo que los Lores. Consiguieron que Laud fuera destituido y encarcelado; Strafford fue declarado traidor y sentenciado, todo ello una vez que se promulgaron una serie de medidas relevantes que el monarca no tuvo opción más que aprobarlas.
      Las finanzas reales serían guiadas por el Parlamento, pagando todas sus deudas, una vez que el monarca nombra a John Pym y a otros líderes para cargos de gobierno. Pero la situación desoladora no pudo saldarse con las reformas fiscales. La vacante de Laud seguía libre tras su caída en desgracia por lo que la Cámara no tardó en presentar una Petición que pretendía la abolición del episcopado inglés, lo que supuso la división de los parlamentarios.
    Mientras Carlos se trasladó a Escocia donde negoció y cerró un acuerdo con los covenantes. Poco después se produjo un levantamiento católico en Irlanda, lo que supuso la necesidad de que alguien comandara al ejército. Para que el monarca no fuera ese alguien Pym presentó ante los comunes la llamada “Grand Remonstrance”, un duro balance de la actividad real en los años de tiranía acompañado de severas medidas el poder del monarca, lo que supondría una clara limitación de la prerrogativa real. Finalmente fue aprobada por los Comunes. Ante esta osadía el monarca irrumpiría en la Cámara con un grupo de soldados para arrestar a los ideólogos y partidarios de la “Grand Remonstrance”. Ante su fracaso, la Cámara excluyó a los obispos de los Lores y crearon un Comité de Defensa, mediante la cual enviaron al monarca una lista de jefes militares que rechazaría.
    Carlos y su familia abandonaron Londres para establecerse en York, donde inicia los preparativos militares. Coetáneamente los parlamentarios promulgaron la Ordenanza de la Milicia, por la que se atribuyen facultades militares, que emplearían para declarar traidores a los seguidores del monarca. Éste sería el inicio formal de la Guerra Civil entre parlamentarios y realistas. El primer choque en esta batalla en Edgehill se daría cuando el ejército real avanzaba hacia Londres. No tuvo un resultado claro, no se decantó por nadie la Guerra. Se produjeron varias batallas más de resultado incierto y una victoria de cada bando. Como apoyo, Carlos consiguió firmar un acuerdo con las tropas rebeldes irlandesas que a fines de 1643 se unirían al grueso de su ejército.
    Por su parte, el Parlamento contará con el apoyo decisivo de las tropas escocesas aunque su mayor problemática sería moral, eran una sociedad liderada por un monarca, no creían poder regirse sin él, atacarle iba contra sus mayores miedos. En junio de 1645 se obtuvo una gran victoria parlamentario y un año más tarde los cuarteles generales de realistas de Oxford se rindieron, cerrando así la Primera Guerra Civil.
     Carlos, que pudo abandonar Oxford, se entregaría a las tropas escocesas que a su vez lo trasladarían al Parlamento. Surgieron numerosas propuestas, las más exigentes pedían la reforma calvinista en toda Inglaterra y la renuncia del monarca al mando militar durante veinte años. Mientras tanto el Ejército Nuevo Modelo se politizaba más, dando cobijo a ideas revolucionarias en la época como la tolerancia religiosa o el sufragio universal masculino, las cuales calaron en su estructura.
     Carlos, no satisfecho, estableció un acuerdo con los escoceses para reprender la lucha, la población rural comenzó a sublevarse ante las iniciativas del Parlamento. Esto sería la Segunda Guerra Civil. Los jefes militares poseían otra mentalidad, por lo que su intervención supuso en apariencia un gobierno Parlamentario. En 1649 los Comunes, a pesar de la no aprobación de los Lores, establecieron un Alto Tribunal contra Carlos I. Durante el juicio el monarca fue acusado de traidor, tirano y enemigo del pueblo de Inglaterra y, a pesar de sus réplicas se le sentenció a muerte, ejecutándose por decapitación.

4. Conclusión y opinión.

   Con ello la monarquía inglesa quedaría abolida dando paso a la República, que se tornaría en dictadura bajo el mandato de Cromwell hecho que sería aprovechado para el regreso de la primera, legitimizada por Carlos II. Todo ello nos expone un movimiento social que casi no se ha considerado como tal, un cambio en las sociedades europeas anterior a la fractura de la Revolución francesa, que aunque fuere por un periodo escaso, representa un pensamiento de independencia, la no necesidad de una guía divina, un pensamiento que aún nos cuestionamos y nos planteamos en sociedades actuales tuvo su origen hace algo más que cuatrocientos años por el desgaste y la creencia de autonomía de unos hombres formados y con posibilidades de gobernarse entre sí sin necesidad de un destacado, un gobierno de iguales frente a un sistema que se mantuvo y se mantiene, en menor medida, en el continente.

5. Bibliografía utilizada. 

Floristan, A. 2002. Historia moderna universales . De Barcelona: Editorial Ariel.


6. Artículos de interés
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- http://www.elmundo.es/la-aventura-de-la-historia/2014/09/17/541939efe2704e0e4f8b456d.html
- http://www.publico.es/559600/caso-cerrado-el-esqueleto-del-aparcamiento-es-de-ricardo-iii
- http://www.pasajesdelahistoria.es/podcast/isabel-i-de-inglaterra-vs-maria-tudor