domingo, 23 de febrero de 2014

2. Historia Contemporánea, España; Guerra de la Independencia y las Cortes de Cádiz (desarrollo básico Bach).




     El reinado de Carlos IV no sólo afectó mediante sus acciones, llevadas a cabo entre el siglo XVIII y principios del XIX, sino que también determinaría el camino de sus sucesores al trono.





El 15 de noviembre de 1792, Manuel Godoy terminó su escalada de posiciones, convirtiéndose en ministro con tan sólo 25 años, todo ello con el beneplácito de la reina consorte, María Luisa de Parma. Ya fuere por su relación por la reina –unión que habría que analizar desde una visión aséptica y de género, no influenciada por la historiografía tradicional-, ya fuere por sus capacidades, tras el cese de Aranda, Godoy se hizo cargo de las obligaciones políticas de Carlos, exponiendo su grave influencia francesa; tareas que el monarca no dudaba en desechar a favor de actividades menos extenuantes, como su afición a la relojería o la caza, siendo ésta última leída por las crónicas y las interpretaciones posteriores, la oportunidad para los encuentros entre el ministro y la reina.
Debido al parentesco "Borbón", además de los obvios condicionantes fronterizos y continentales, España estaba “obligada” a mantener una relación cordial con Francia incluso con la ejecución de Luis XVI y su familia; ello se traduce en un frente franco-español que lucharía contra la gran potencia, Inglaterra y su aliada, Portugal.
La situación nacional comenzaba a tornarse peliaguda, la crisis de subsistencia que azotaba al país provocó el amotinamiento del pueblo en Aranjuez. Ante esta situación, el monarca, en un despliegue sin precedentes de carácter inculpa a Godoy, cabe destacar la buena relación que mantenía el ministro con la reina consorte, tal que se duda de la paternidad de los infantes más jóvenes, en especial de Francisco de Paula, quien en palabras de Lady Holland, esposa del ministro inglés del momento, mantenía un “indecente parecido” con el ya exministro.
Francia liderada por Napoleón Bonaparte logró convencer al monarca español de participar en una batalla perdida desde un principio, donde España no sólo sentenciara su presente sino que también su futuro. La inexperiencia de la alianza se vio patente en los resultados, 25 navíos perdidos de la alianza contra 5 ingleses, quienes eran liderados por el almirante Nelson. La batalla se denominó como la batalla de Trafalgar, en ella se perdió gran parte de la flota naval hispánica, que en un futuro no muy lejano sería necesaria para sofocar el influjo revolucionario de sus colonias, y por su falta se experimentará su pérdida escalonadamente.
En un nuevo intento de alianza y tras firmar el tratado de Fontainebleau, el ejército napoleónico parte desde Bayona con la premisa, estética, de invadir Portugal para su división entre los ideólogos del plan, España, Francia y Godoy pero empleando el tratado como escudo, Napoleón dirigió sus tropas hasta su verdadero destino, Madrid. España estaba invadida.
Tras largas negociaciones con el nuevo monarca, tras la abdicación de Carlos IV, se llega a un acuerdo, el “líder español”, Fernando VII aceptaría mantener su patrimonio y estatus mientras le cediera la corona al pequeño cabo. Una vez hecho huiría a Valençay resguardandose de todo lo que quedaba por acontecer, habiéndose ganado el sobrenombre de Fernando VII el “vendido”. Ésto más tarde sería denominado por el historiador Miguel de Artola como “La cadena de renuncias más desvergonzada de toda la Historia”.
Bonaparte cedería la corona, como otras muchas posesiones conquistadas, a un miembro de su familia, en este caso a su hermano mayor José, quien sería coronado como José I de España. “Pepe Botella” no se adaptaría al trono, o el trono a él, por lo que él y sus reformas de carácter intelectual, el reformismo ilustrado, serían expulsados del trono por un pueblo sin su legítima guía divina, la cual se encontraba “privada de su libertad” por el general Bonaparte. Este monarca sólo sería recordado por su gran afición al vino y por los intelectuales, que veían su oportunidad de progreso destronarse.
      En consecuencia de ello comenzaron los fusilamientos de Madrid el día dos de mayo de 1808 como método para recuperar el control francés, como se puede observar en el documento adjunto. Esta situación sería retratada por el pintor real Francisco de Goya.


Madrid, dos de mayo de 1808, seis de la tarde.


Sire: la tranquilidad pública ha sido turbada esta mañana. Desde hace varios días la gente del campo se reunía en la ciudad, circulaban panfletos excitando a la rebelión, la cabeza de los generales u oficiales franceses hospedados en la ciudad se ponía a precio, en fin, todo anunciaba la crisis. Esta mañana desde las ocho la canalla de Madrid y de los alrededores obstruía los accesos al palacio y llenaba los patios. Uno de mis ayudantes de campo que había enviado para cumplimentar a la reina de Etruria que iba a subir en el coche ha sido detenido a la puerta de palacio y hubiera sido asesinado por el populacho desenfrenado a no ser por diez o doce granaderos de la guardia de V.M. que envió para liberarle. Momentos después un segundo ayuda de campo que yo enviaba con órdenes para el general Grouchy ha sido asaltado a pedradas resultando herido. Inmediatamente se ha dado el toque de llamada, la guardia de V:M. ha tomado las armas y todos los campamentos puestos en movimiento han recibido la orden de marchar sobre Madrid para ocupar los puestos que les habían sido designados en caso de alarma. Mientras tanto, un batallón de la guardia alojado en mi palacio, protegido por dos cañones y un pelotón de cazadores polacos, ha marchado hacia el castillo atacando a la masa allí reunida y dispersándola a tiros de fusil. Por su lado, el general Grouchy reunía sus tropas en el Pardo y recibía la orden de dirigirse por la calle de Alcalá a la Puerta del Sol y Plaza Mayor donde se habían reunido más de veinte mil rebeldes. Se asesinaba ya en las calles a los soldados aislados que intentaban incorporarse al puesto sin perdonar los que se ocupaban de las distribuciones. [...] Ordené al general Grouchy que se dirigiese a la Puerta del Sol y al coronel Frederic que marchase sobre el mismo lugar por la calle de la Platería y que disolviesen a cañonazos al populacho; esas dos columnas se pusieron en movimiento u consiguieron limpiar las calles, no sin dificultad porque esos miserables expulsados por las calles se refugiaban en las casas y disparaban contra nuestras tropas desde los cruces mientras que la mayoría se dirigía al Arsenal para apoderarse de los cañones y de los fusiles. Pero el general Lefranc que se encontraba en la Puerta de Fuencarral se dirigió allí con la bayoneta calada y ha conseguido apoderarse del Arsenal y recuperar los cañones de los que se habían apoderado los rebeldes. Después las columnas se han dirigido a la Puerta del Sol, las Puertas de Toledo, Segovia y Fuencarral. El general Grouchy ha dado orden de entrar en las casas desde donde se hacía fuego haciendo pasar a cuchillo a todos los que allí se encontraban en ellas. Todas las calles han sido despejadas. Los campesinos que habían conseguido escapar de la ciudad han topado con la caballería y atacados a sablazos. [...] Sire, hay mucha gente muerta: los cazadores de vuestra guardia han perdido varios hombres. [...] Esta noche comunicaré a V.M. sobre este acontecimiento cuando haya recibido los informes detallados de los diferentes generales con mando. En un abrir y cerrar de ojos todo el mundo estuvo en su puesto y debo rendir los mayores elogios a todas las tropas de V.M. especialmente al general Grouchy .


Murat, C., Murat lieutenant de l´ Empereur d´ aprés correspondance inédite, París, 1847.

    La corte real volvería de sus vacaciones, en busca de una nueva consorte entre las sobrinas de Napoleón, quien evitó todo aproximamiento entre el monarca y las féminas de su familia. El regreso estaría marcado por las vejaciones de un pueblo traicionado, en un principio y, por vítores finalmente, eso sí, tras haberse extendido, intencionadamente, el rumor de la reciente libertad recuperada del monarca. Intentaron establecerse en Madrid y Sevilla pero finalmente se establecerán en Cádiz.
   Ante esta situación de abandono el pueblo español comenzaría a sublevarse, los primeros focos se concentrarán en Sevilla, Valencia y Valladolid seguidos de las comunidades de Aragón, Andalucía y ambas Castillas. El alzamiento se llevaría a cabo ante el gran general francés y yerno de Napoleón, Murat.
   Debido a la escasez de miembros e integrantes, los sublevados emplearon la táctica militar de las guerrillas, con el fin de imposibilitar las acciones francesas.
  Con el fin de facilitar la coordinación y la comunicación entre los rebeldes nace el fenómeno juntista, integrado por militares y seguidores del monarca. En un principio las juntas serían locales, pero tras su evolución a provinciales conseguirían unificarse en la Junta Suprema de Cádiz, quien además poseería la soberanía nacional ante la desaparición de las autoridades.
  Por ello el general Bonaparte calificó el país como “un país de desarrapados” y sus miembros, quienes luchaban por su honor y libertad redoblaron los esfuerzos ante la invasión. Las tropas francesas se enfrentaron al ejército español, formado y liderado por bandoleros, por su gran conocimiento del entorno; en un principio las partidas serían de 30-50 personas pero en el periodo más álgido alcanzarían las 55.000.
  La maniobra francesa de establecer el Ebro como perímetro de seguridad se debía a la ambición napoleónica de anexionar dicho terreno al Imperio. Obviamente no lo consiguieron pero sería en nacimiento de ciertos estereotipos regionales, que premiarán la bravura o la falta de ella ante la invasión, rasgos que se han potenciado y aumentado en la Historia reciente.
   La batalla de Bailén sería el punto de inflexión en la contienda, la victoria rebelde contra la Gran Armée supondría la motivación necesaria para continuar. Dirigiendo el ejército francés se encontraba el general Dupart, quien se enfrenta al general Castaños, el cual había posicionado a sus hombres en distintas alturas, provocando una emboscada. No podemos omitir la ayuda del general Reading, un holandés al mando de una tropa de 600 granadinos mientras que el general Wellington, inglés, entró por la península por Portugal, dejándonos ver los nuevos aliados españoles. No podemos subestimar la inestimable ayuda del general “Verano”.
En 1809 en una acción ilógica de Bonaparte, éste divide su Gran Armée para invadir el Imperio ruso, pero una vez allí el clima le volvió a jugar una mala pasada. A raíz de esta sentencia francesa sólo podemos destacar dos batallas al norte y sur de Madrid, Arapiles y Ocaña, entre 1810-1812. 
En 1813 finalmente se firma el tratado de Valençay por el cual las tropas francesas abandonaron el país.
Durante el conflicto convivieron tres grandes ideologías, los afrancesados (-1%), quienes estaban formados por los intelectuales de la época, el término adquirió una connotación peyorativa con el paso del tiempo; el clero y los absolutistas (+80%), querían la vuelta de Fernando VII y continuar con los valores de la sociedad tradicional; y por último, los liberales, quienes partiendo del ideal francés y, no siguiéndolo conjuntamente, buscaban establecer una nueva etapa en la sociedad, empleando la guerra como activo cambiante.
El 19 de marzo es aprobada la 1º Constitución española “la Pepa”, denominada así porque se promulgó el día de San José, éste término fue empleado tras el regreso del monarca y por consiguiente la vuelta del absolutismo.
Una constitución es la Carta Magna de una nación, donde se establecen los derechos, las obligaciones y los deberes de los ciudadanos, al igual que un organigrama legislativo que regirá el país. La estructura de la constitución está dividida en tres poderes: legislativo, judicial y ejecutivo.
Legislativo: Es unicameral y se encuentra codificado. Legisla sobre asuntos económicos, militares y que afecten a las relaciones internacionales. El proyecto propio de esta constitución sería la eliminación del mayorazgo, los señoríos jurisdiccionales, los gremios, que darían paso a los mercados y, la Inquisición, que era un tribunal religioso. 
Judicial: Se caracteriza por ser independiente del resto y por ser garante de los derechos del ciudadano (propiedad privada, libre opinión y religión, libertad de prensa, una educación mínima obligatoria y pública…). 
Ejecutivo: Quedaría representado por una monarquía limitada, parecida a la actual. 
La “Pepa” aseguraba una serie de reformas y artículos como la separación de la milicia militar en dos, local y provincial; reformas hacendísticas y en los impuestos, etc.
Sin embargo con el regreso del monarca el país perdió todo lo ganado, su lucha, sus pérdidas quedarían borradas de la Historia “como si nunca hubiera sucedido”, gracias al manifiesto de los persas. Esta nueva sociedad que había confiado en sus integrantes en una lucha por mantenerse unidos se desintegró bajo el absolutismo más obsoleto que ya parecía demasiado conservador después de haber luchado y conocido la libertad.




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