domingo, 13 de abril de 2014

11. Historia Contemporánea, España; Sublevación militar y Guerra Civil (desarrollo básico Bach).


     La Segunda República española llegaría a su fin tras un levantamiento militar que atentó contra un sistema democrático. Este levantamiento sería la actuación desesperada de una aglutinada derecha con el fin de destabilizar un gobierno aceptado por las masas aún débil tras su corta trayectoria y los atentados desde su interior, como el Bienio Negro o Bienio Conservador. No fue un acto espontaneo sino que se cataloga como un movimiento organizado desencadenado por las reformas del gobierno republicano así como el miedo de la expansión de la Revolución rusa de 1917.

     El Frente Popular llegó al poder en un momento de debilidad del Sistema Democrático en toda Europa, ello fue aprovechado para iniciar el alzamiento en Melilla el 17 de julio de 1936, liderado por el general Yagüe.

     El alzamiento se extendió rápidamente por el protectorado de Marruecos, al igual que en la mayor parte del territorio español entre los días 18 y 19 de julio gracias al general Mola, Queipo de Llano y el general Gored. Ellos se extendieron por toda la península y archipiélagos asegurándose el apoyo de las ciudades claves, como Pamplona, Sevilla y el archipiélago Balear, consolidando así el alzamiento y atrayendo a otras ideologías derechistas sin catadura moral como los falangistas y los carlistas.

     La reacción del bando democrático se hizo esperar, quizás por esta falta de entereza Casares Quiroga sería sustituido por José Giral, quien contaba con la inestimable ayuda de Azaña.

     El nuevo jefe de gobierno repartió las armas de las reservas militares a milicias y a Partidos Políticos para la defensa del Sistema Democrático que tanto les había costado conseguir, hecho que nos puede recordar a las patrullas armadas durante el gobierno de Nicolás Salmerón. Historiográficamente estos sucesos se traducen como el día del levantamiento nacional.

     Mientras tanto, Francisco Franco Bahamonde abandonaba las Canarias, tras su gran letargo, donde decidió a qué bando le convenía más apoyar, para ponerse al mando del poderoso ejército de África; la península se fraccionaba en dos bandos, destacando a Galicia, Andalucía y las zonas donde predominaba el latifundismo contra aquellas regiones que siguieron leales a la República como el País Vasco, Cataluña y el Cantábrico.

    Mientras que los propulsores y seguidores del alzamiento militar fueron denominados por el gobierno sublevados, éstos se hacían conocer como los nacionales, grupo integrado por militares conservadores, monárquicos de derechas, católicos tradicionalistas, falangistas, carlistas y cualquier otra ideología contraria al Sistema Democrático o a la República.

     El bando contrario se autodenominó como los leales y estaba formado por obreros, campesinos, clases urbanas, republicanos, burgueses, intelectuales y artistas, aunque el bando sublevado los denominaría rojos, haciendo alusión a la Revolución Bolchevique de 1917 a la que tanto temían.

     En ellos existía una gran diversión ideológica, ésta posiblemente sea una de las causas que los convertiría más tarde en el bando perdedor aún teniendo el apoyo de las clases mayoritarias. Entre estos grupos destacaremos a los socialista, que planteaban una serie de reformas como método de cambio y por otro los comunistas y anarquistas, quienes planteaban la revolución como medio del mismo.

     La Guerra Civil está erróneamente vista desde el exterior como la simple lucha de demócratas y fascistas apoyados por los países regidos por regímenes dictatoriales. Pero la realidad es que la Guerra Civil es un conflicto armado entre los antiguos postulados de la restauración -conservadores/liberales-, quienes utilizaron como medio de transmisión y conseguir su objetivo al ejército, a los obreros y a los campesinos. Esta realidad evidenciaba que el gobierno necesitaba reformas imprescindibles, como las que presentó Azaña, para modernizar el país pero éstas chocaban con los grupos dominantes y fueron sumamente dañadas -estructuralmente- con la entrega de tres carteras ministeriales a la CEDA.

     La "Guerra de España" ha sido considerada por muchos historiadores internacionales como el antecedente y campo de pruebas de la Segunda Guerra Mundial. Ambos bandos buscaban apoyos entre sus ideologías, por lo que se dio pie a que gobernantes, medios de comunicación, opiniones públicas e intelectuales enjuiciaran y se introdujeran en una guerra que no era suya. Sus opiniones como se han ido demostrando eran erróneas ya que quienes conocían la verdad y no propagaban una versión color de rosacea, estaban bajo una censura que no cesaría hasta la muerte del dictador.

     Como prevención a la segunda gran guerra o por temor al creciente poder de Hitler, quien apoyaba a los nacionales, los países de ideologías democráticas más cercanos formularon y firmaron el comité de no intervención en la Guerra de España, entre los que se encontraría Inglaterra e Francia, dos países que poseían el mismo sistema republicano pero abandonaron el campo de minas de igual modo que cerrarían sus puertas a los fugitivos del régimen no mucho tiempo después. Con ello sentenciaron a la República española, que dejando ideologías y demás modos de sistemas aparte, era de origen democrático, de los ciudadanos, no de unos pocos o de militares con ansias de ser un nuevo Espartero quien implantaría su orden, tutelando a los españoles como menores de edad perpetuos.

     Los leales al Sistema Democrático recibieron la ayuda de América del Sur -México- y Europa -gracias a los brigadistas-, donde las ideas democráticas, socialistas, republicanas, comunistas y anarquistas tenían su referente, pero sin duda su mayor apoyo sería Rusia, que les suministraría armas, productos energéticos y brigadas internacionales compuestas de voluntarios. Pero sin duda lo más recordado por la opinión pública, porque se ha publicado a diestro y siniestro y con todo tipo de narraciones, sería un supuesto error de Largo Caballero -que no ha sido reconocido ni demostrado pero Franco le gustaba recordarlo-, por el cual se dice que éste líder vendió todo el oro de la reserva del banco de España a Rusia a cambio de más ayuda ante la invasión y el intento -y final logro- de establecer una dictadura, que ya metiéndome en camisa de once varas, es lógico que un gobierno legítimo y apoyado por las urnas defendiese con todo lo que tuviese de una invasión que conseguiría establecer cuarenta años de una asfixiante dictadura, pero como no está demostrado, no son más que teorizaciones. Como curiosidad cabe destacar que no todo el oro de la reserva nacional fue empleado en la defensa del país, parte de este se resguardó en Francia, siendo posteriormente reclamado por el dictador.

     Por otro lado los sublevados recibieron los apoyos de Alemania e Italia principalmente, apoyo que se materializaría en aviones -bombarderos B-52-, tanques panzer, fusiles y municiones. También recibieron apoyos de Irlanda y Portugal, quienes poseían en estos momentos regímenes fascistas parecidos al que se implantaría en España. Los apoyos recibidos por éstos eran considerablemente mayores en número y formación, como lo era la legión Condor y el Corpo Truppe Voluntare, a quienes se les concedió vía libre para hacer lo que quisieran, aconteciendo matanzas tan significativas como la de Guernica.

     La conclusión a este periodo histórico es muy difícil, pero sin duda la Guerra Civil española no hubiera sido posible sin el apoyo exterior, sin las nuevas herramientas del mundo contemporáneo, jugando las comunicaciones un papel fundamental. Tras esta etapa comenzaría el avance de las tropas sublevadas, que después de varios intentos, conseguirían hacer caer el gran símbolo democrático, la capital del país.

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