martes, 8 de abril de 2014

9: Historia Contemporánea, España; Franquismo: construcción del régimen (desarrollo básico Bach).


     El resultado acontecido en la Guerra Civil española sería el precedente histórico del régimen dictatorial liderado por Francisco Franco Bahamonde. Éste y otros episodios fueron consecuencia de un conjunto de sucesos por los cuales el Caudillo, siendo el general menos comprometido con la causa, acabara liderando y consolidando el régimen tras el alzamiento. Mientras, Europa abandona el campo de prácticas bélicas en el que se había convertido España para comenzar la gran obra, la Segunda Guerra Mundial, que en un principio parecía confirmar que la balanza se inclinaría del lado de los regímenes dictatoriales y el fascismo.

     El régimen autoritario implantado reflejaba características de sus homónimos europeos como del fascismo italiano -Benito Mussolini- y de Alemania -Adolf Hitler-, lo cual suponía la eliminación de los derechos y libertades de los ciudadanos, los partidos políticos y la Constitución, bajo el dogma Dios, Patria y Familia, una nueva versión del lema carlista "Dios, Patria y rey". El fenómeno caudillista logró hacer un viaje transatlántico para establecer sus variantes en Europa. Etimológicamente procede del latín, haciendo referencia a un líder político, militar o ideológico, aunque en el caso español todas serían correctas. El dictador asumió los puestos de Jefe de Estado, Presidente del Gobierno, Generalísimo de todos los ejércitos y Líder del único partido político legal. Todas estas características comunes propiciarían un acercamiento a Italia y Alemania, y por lo consiguiente al Füther y el Duce -ambos términos militares-.

     El régimen consiguió su estabilidad basándose en la abolición de los estatutos y un gran espíritu patrio que afectaría a todo lo que amenazara a la cultura castellana, teniendo gran incidencia en la cultura catalana recogiendo el estribo de Miguel Primo de Rivera, aunque en este caso sus límites no serían tan flexibles.Su mayor pilar fue el control mediático, por el cual difundiría propaganda a favor del régimen mientras el resto de opciones quedaban ocultas bajo la supresora dictadura.

     Los cimientos de éste estarían compuestos por el ejército, que proporcionaba el sostén gubernamental y la participación en las tareas de gobierno -recordándonos a otros alzamientos militares como el de Miguel Primo de Rivera, Narváez o Espartero-; la Falange Española Tradicionalista de las Juventudes de Ofensiva Nacional Sindicalista, la cual se valió de diferentes mecanismos para ejercer el control del Sindicato Español Universitario, ya que tras la sustitución, huida o fusilamiento de los intelectuales los puestos estaban vacantes y finalmente serían ocupados por personajes afines al régimen; la Central Nacional Sindicalista; la Sección femenina; el frente formado por las Juventudes y por último y como pilar base, la Iglesia Católica, como nos advierte las declaraciones de Pío XII "de España ha salido la salvación del mundo" quizás observó la única esperanza de recuperar el poder de tiempos pasados, lo que sin duda es innegable es que las relaciones entre la Iglesia y el Régimen eran inmejorables ya que el caudillo legitimó y retribuyó el Estado católico, consiguiendo de ese modo también ayudas para reconstruir el país y un estricto control educativo que permitió trasladar el ideal a otras generaciones que fueron modeladas antes de abrir un libro.

     Ante la totalitaria estructura del régimen surgieron distintas corrientes sobre como actuar, entre las que destacan el apoyo a los terratenientes, empresarios, comerciantes y pequeños propietarios -a destacar los minifundios norteños-; la ayuda de la pasividad de la clase media que aún se encontraba en proceso de asimilar un conflicto que había fragmentado el país haciendo del siguiente paso un escalón obvio, el rechazo a los perdedores de éste, que ante la represión, el temor y el control inicial de una España completamente hundida optaron por una pasividad que más que forzada era la única opción viable cuando no les quedaba nada.

     La pasividad no fue la única opción de los derrotados, en respuesta a la situación del país surgieron grupos armados asentados en espacios rurales denominados "maquis", quienes eran el resultado de los seguidores de la República que aún seguían en la península y eran perseguidos por ello. Aúnque no consiguiendo plantar frente a un régimen dictatorial demostraron más valía y patriotismo que esos líderes huidos a Francia que no volvieron a preguntarse que era de sus seguidores tras las fronteras, su valía siguió, aún oculta, siendo el recordatorio de lo que la libertad podía producir para un régimen totalitario feroz, la diversidad de opinión y por tanto, la resistencia.

    Cuando la guerra aún estaba sin finalizar el caudillo estableció su directorio militar y con las "familias". Éstas se conformaban por las ideas falangistas, carlistas y ultracatólica que mantenían una fuerte relación, los monárquicos serían el epílogo de los seguidores de Alfonso XIII -punto a tener en cuenta seria que aunque el caudillo se quedó liderando el régimen tras el conflicto, contra el parecer de muchos monárquicos, su ideología y enseñanzas contemplaban la restauración monárquica, eso sí, después de él-. Y por último los cedistas. Para Franco estas cinco ideologías son las creadoras del Movimiento Nacional, que se traduce como el espíritu de España, lo cual continuaría hasta la década de los '60 en la que serían sustituidos por un grupo católico creado por José María Escrivá de Balaguer denominado Opus Dei, cuya fuerza solo era migajas en relación con el poder que posee en la actualidad, siendo quizás, demasiado influyente en el Vaticano. En la actualidad tiene una gran preponderancia en Europa y en América latina y ha sido criticada por un proselitismo agresivo, sectarismo y la difusión de actividades y vínculos con grupos ultraderechistas.

     La represión institucional se llevó a cabo mediante la ley de responsabilidad política del '39 que luchaba contra toda ideología o muestra ideológica contraria al régimen y la ley de Represión del comunismo y de la masonería ya que iba tras los principios cristianos. Estas leyes contra lógica se llevaron a cabo con efecto retroactivo consiguiendo un gran número de nuevos inquilinos para las instituciones penitenciarias. Para juzgar a estos sospechosos de incumplir cualquiera de estas dos leyes se formaron  dos consejos de guerra, que se caracterizaban por no tener una defensa para el acusado, siendo incluso peores que la Inquisición, que aunque católicos y fervientes aliados de los tribunales había defensores.

     Las cifras de las ejecuciones durante y tras la guerra civil ascendían, según el bando franquista a 50.000 aunque la historiografía actual, más progresista y con más interés en abrir fosas comunes, la sitúa en torno a 100.000 pero debemos considerar que estas cifras no consideran las defunciones en los centros penitenciarios, donde las enfermedades como la tuberculosis se extendieron o por ejemplo las cazas de maquis.

     La confiscación de bienes llevada a cabo nutrió a las estructuras del régimen mientras arruinaban a familias cuyos ideales políticos habían sido desvelados, valiéndose además del expolio de propiedades y la confiscación de bienes a asociaciones y sindicatos. Traduciéndose en la depuración del funcionariado tanto público como privado.

     Como una consecuencia más del centralismo del régimen las identidades españolas se difuminaron, siendo prohibidos lenguas y costumbres. Asimismo las relaciones internacionales se limitaron a los países con regímenes dictatoriales similares.

     Con el inicio de la Segunda Guerra Mundial en septiembre del 1939 el eje recurrió al caudillo ya que Gran Bretaña estaba demostrando ser un digno rival. Ello propició la reunión de Franco e Hitler en Hendaya y aunque la reunión tenía como propósito la unión y firma del protocolo del pacto del Tripartito -Alemania, Italia y Japón- la reunión fue un verdadero desastre. Y no porque España no firmara, que firmó, pero se atrevió imponer ciertas condiciones a un grupo de líderes cuando no estaba al nivel, ni el recursos ni en fuerza, del resto de participantes. Sin duda Hitler se tuvo que arrepentir de haber mandado la legión Condor a un negociante tan poco agradecido, el único beneficio que sacó fue la cesión de las minas de Wolframio -material empleado para la construcción de tanques- y aprovisionamiento militar, ya que el estado "neutral" de España, no permitía mayor ayuda.

     Y aunque España no poseía legiones como las alemanas, el caudillo reclutó un cuerpo de voluntarios denominado División Azul, ésta estaría conformada por más de 10.500 hombres que lucharían con el ejército alemán contra el nuevo bloque enemigo formado por la URSS, liderado por Stalin.

     El fin de la guerra en el '45 con la victoria, en un principio impredecible, de Francia e Inglaterra, supuso el marginamiento de España del ambiente festivo europeo. Francia cerró sus fronteras, impidiendo que personas contrarias al régimen pudieran escapar de una muerte segura, dejándonos ver la catadura moral del país franco que dejaba morir a miembros de su misma ideología. Ello, unido a la condena de la ONU -retirada de los embajadores- dejaría a un país sin voz ni voto, ni ayuda del exterior para cambiar eso. Y aunque pareciera increíble, el país no se hundió, es más, despreció a aquellos que le estaban ignorando, inundándose el 9 de diciembre las calles con pancartas en las que se podía leer "si ellos tienen ONU nosotros tenemos dos". Obviamente estas reacciones serían asimiladas como un movimiento de apoyo al régimen mientras que la resistencia democrática caía en olvido ya que las potencias habían decidido asaltar un enemigo mayor, la URSS. Ello dejó a España olvidada y relegada al régimen, sin más opción que la pasividad y la nostalgia. Cabe destacar que los únicos embajadores que decidieron quedarse pertenecían a países autoritarios como Portugal y el Vaticano, o con intereses meramente comerciales como Suiza, actitud que aún mantiene cueste lo que cueste.

     Tras la muerte de J. A Primo de Rivera y los generales Sanjurjo y Mola el estado unificó los poderes en la figura del caudillo. En 1945 se establece el Fuero de los españoles -declaración de derechos y libertades de  los españoles- y la ley de Referéndum Nacional por la cual el dictador le preguntaba al pueblo, siempre con la opción de veto si la respuesta era desagradable. Por último se promulgó la ley de sucesión que dictaba que "aquella persona que sustituyera a Franco lo haría a título de rey" recordándonos sus ideales y principios monárquicos. Ley que es imposible de explicar sin el Contubernio de Munich -1966- donde por una desafortunada declaración de Juan de Borbón, primer candidato a suceder al dictador, este fue saltado para recaer la corona en su hijo, Juan Carlos I. Juan de Borbón será recordado como el único Borbón -de la rama española- que no reinó.

    La democriacia orgánica, nombre con el cual el caudillo quiso maquillar su dictadura, es un modelo corporativista al estilo italiano siguiendo los pasos de Benitto Mussolini, quien aconsejó a Franco sobre la monarquía, "un rey será siempre su enemigo; a mí me pesó mucho no haberme desprendido de la casa de Saboya". La democracia orgánica no puede ser equiparada con ningún sistema libre ya que su pilar era la ley de Cortes, que era un organismo de colaboración del gobierno franquista, donde los procuradores -que son los representantes de las instituciones del Estado; Alcaldías, Universidades e Iglesia-, sugerían que la palabra final la poseía el caudillo. Ya en 1966 con el cambio de los procuradores por miembros de la recién bautizada rama de la Iglesia Católica, que no secta, se hizo tangible la influencia que poseían sobre el líder de la dictadura, con la carga ideológica que ello conllevaba.

     Al quedar prohibidos los sindicatos horizontales, el régimen estableció el único sindicato legal que se diferenciaba por su organización vertical. Esta situación es contraria a los valores democráticos actuales, ya que por este sindicato el Estado controlaba la vida laboral del obrero, ejerciendo tutelas, con condiciones laborales totalmente deficientes que volvían a recordarnos que la clase media no era la prioridad del régimen, palpable en la negación del derecho a huelga y el de negociación entre patrones y obreros. Todo ello creaba el ecosistema perfecto para la inversión.

     Como último punto a destacar de la democracia orgánica sería su estricta moral cristiana, que negaba y prohibía el matrimonio civil, el divorcio y el aborto, así para que perduraran los valores católicos de la familia.

     El control de los valores públicos y privados de la población se llevó a cabo mediante la censura de todo aquello que atentara contra el "Movimiento Nacional" y la moral católica, ambas imponían el modelo patriarcal donde el hombre ocupaba un escalafón superior al de la mujer, estableciendo una educación impartida por curas, diferenciada por sexos y con la impartición de la educación religiosa cristiana obligatoria, todo ello para crear un espíritu nacional unitario.

    El régimen dictatorial propicio a España un refugio de la tormenta exterior, forzado también por el resultado de las contiendas, pero éste fue autoimpuesto y aislante, ya que tras la tormenta el país no estaba preparado para el sol. Países como Italia y Alemania llegaron tarde a la marcha por los Imperios pero España estaba intentando salir del desastre de la pérdida de lo que llegó a ser, ni el país ni la población estaba preparada. El aislamiento comenzó a resquebrajarse en la década de los '60 con la vuelta de los intelectuales ante una dictadura más débil, cansada, como su líder a quien sólo le quedaba una década mas de liderato, siendo éste, el precedente de la transición a la democracia.




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