jueves, 23 de octubre de 2014

22. Historia del Mundo Antiguo. Grecia. "Ángel del hogar en Grecia: valoración femenina y lugar social"



Ángel del hogar en Grecia: valoración femenina y lugar social

1.- Objetivos.
Con este trabajo pretendo conseguir una observación, argumentación y, finalmente, una conclusión justificada y escueta del lugar en el que estaba situada la mujer griega en la sociedad con todos sus papeles y variantes, valores y tradición, con sus precedentes más influyentes, desde una perspectiva que procura extender a todo el ensayo, con el fin de comprender el antecedente que lega a sus predecesoras.

2.- Resumen.
Partiendo del tulo con el que he denominado mi trabajo, en alusión al poema de Pattmore “ The Angel in the house e influenciada por la ponencia de la profesora Ana de Cossio 1, trato de analizar el concepto y valoración que se posa de la mujer en la Grecia Clásica; The Angel in the house”, como alude la profesora al Sr. Gómez Ferrel en su ponencia “se convirtió en una forma de referirse a la mujer ideal, abnegada, sumisa y tierna, sin más papel que el de hija, esposa y madre”. Sin más dilación, ni influencia de la modernidad como prosigue la ponencia, expongo mi trabajo.

3.- Introducción.
Aún en el presente, podemos observar en el imaginario cultural diversas expresiones que, con el motivo de ensalzar o degradar a la figura femenina, han pervivido, incluso, desde la época clásica. Muchas de éstas fueron gestadas en este periodo y sobreviven en las sociedades más arcaicas; la administración del hogar y la responsabilidad de proporcionar herederos en torno a la mujer griega y la exclusión social a la que se vio sometida su descendiente más próximo, la matrona romana2, cuyo lugar era obviado de la vida pública.

4.- Corrientes: patriarcado y androcentrismo.
No establecer las corrientes que secundaron y dieron validez a esta situación, sería a mi parecer, un error. El patriarcalismo ha sido el sistema predominante durante la Historia hasta el siglo XIX oficialmente, cuyos preceptos establecían la superioridad del hombre sobre la subordinación de la mujer apoyándose en el establecimiento de pautas biológicas incorrectas. Las sociedades patriarcales son una creación humana, no un orden establecido por la biología o características superiores en torno a un sexo, fijadas por el adhesivo de los roles de género, en un intento de trasmisión natural que cada vez delata más su artificialidad. Esta corriente influye en la Historia de la misma manera que lo hace el que haya sido escrita por y para los hombres, ya que el patriarcado ha sido el denominador común en casi todas las culturas clásicas.
Por otro lado el androcentrismo es la doctrina que establece al hombre, y sólo a él, como centro del universo. Ambos conceptos propiciaron y dieron validez fomentando la


1 Teresa Sauret Guerrero y Amparo Quiles Faz, Luchas de género en la Historia a través de la imagen: ponencia y comunicaciones. Tomo II, (Málaga: Actas. Centro de ediciones de la Diputación provincial de Málaga (CEDMA),
2002, p. 7 y 8. .
2 Mª Dolores Sánchez Vermejo,, Comportamientos antagónicos de las mujeres en el mundo antiguo, (Málaga: Atenea estudios de la mujer, ), p. 69-88.
invisibilidad femenina3.

5.- Mujer en el Mundo Antiguo.
Resulta anectico el aspecto cíclico en el que ondula la Historia, poseemos poca información sobre las antiguas sociedades orientales como Mesopotamia, pero aún así sus textos jurídicos y sagrados, que han llegado a nosotros, nos desvelan mucho de su sociedad. Su panteón estaba compuesto por dioses y diosas en igualdad. En sus recopilaciones de leyes de mayor antigüedad, con nuestra sobrevaloración propia, esperamos encontrar caos y discordia, sin embargo en ellos se reconocen derechos para las mujeres que en sociedades más cercanas a nosotros eran impensables. Podían disponer de bienes para la compra-venta, podían representarse así mismas jurídicamente y podían explotar sus tierras. Pero como veremos más adelante, en mayor medida en las civilizaciones clásicas por excelencia, Grecia y Roma, todo ello quedaba estrechamente ligado a su posición social 4. Hartmut Schomökel señaló que las mujeres inteligentes y con energías eran capaces de sobreponerse a las limitaciones sociales y jurídicas de entonces5.
La tradición egipcia ha sido sin duda la más tradicional en un gran número de ámbitos, pero tambn la única en la que cinco mujeres alcanzaron la máxima jerarquía, situación respaldada aún así por momentos concretos de inestabilidad política. Su vida laboral era mucho más extensa, como nos queda acreditado por los numerosos testimonios artísticos donde se representa a mujeres trabajando en la industria textil, agricultura o incluso como alfareras.
En la Grecia clásica, donde centro mi trabajo, la mujer queda relegada a lo cotidiano. Sus ocupaciones eran cardar la lana, hilar y tejer, además de vigilar a los criados 6 todo ello en el oikos o más particularmente en el gineceo, atestiguando la segregación de sexos en el mismo hogar. En él se desarrollaba la vida diaria de las mujeres, siendo excluidas de celebraciones como las asambleas, donde lo podían asistir hombres y cortesanas, las únicas excepciones a esta dogma que han llegado a ser nombradas por la tradición son Helena y Arete, aunque dentro de la misma se mantenían sumisas, hilando, al margen de las disputas. Las mujeres que querían seguir manteniendo su virtud sólo podían acceder a los actos funerarios sin represalias a su persona. Entrar en el gineceo siendo varón estaba considerado un delito. Estos lugares se encontraban situados en la segunda planta de la casa o en la parte más alejada de la entrada. Mientras los hombres luchaban por su ciudad, las mujeres no lo hacían siendo su servicio dar y criar a nuevos acólitos para sus legiones, en palabras de Medea, reina de Esparta la guerra es al varón lo que el parto a la mujer.
Heródoto califi a los habitantes de Egipto de extraño pueblo que sus mujeres van al mercado mientras que los hombres están en casa tejiendo. Pero su esencia, como son valoradas en las sociedades, queda resumido en el relato de creación de Hesiodo.
Aristóteles afirmaba que las mujeres eran por naturaleza más biles y frías” que los hombres, y que por ello, sólo los hombres eran capaces de engendrar.
El arte es otra visión de la degradación femenina, en Atenas los únicos desnudos aceptados como bellos eran los masculinos, considerando la encarnación de la decadencia a Esparta que


3 Rosa María Cid López. 2013. Mujeres en la Historia. [e-book] Oviedo: Publicaciones Ámbitu. p. 18-30. Disponible desde: Instituto astuariano de la Mujer
20 de junio del 2013].
4 Samuel Noah Kramer, La Historia comienza en Sumer. Barcelona: Ayma S.A Editorial, 1956 p. 59-60.
5 Ana Martos Rubio,..Breve historia de los sumerios,. Madrid: Nowtilus. 2012, p. 13-41.
6 Ines Calero Secall, R Francia Somalo, y R.Chenoll Alfaro, Saber y vivir. Málaga: Servicio de Publicaciones, Universidad de Málaga. 1996. p 45-66
representaba el cuerpo de la mujer sin atavíos7.
De esta visión se evolucionó, y no como un movimiento positivo, una nueva concepción se gestó, esta debilidad debía ser protegida y, por tanto, resguardada en el gineceo. La educación griega, hasta época helenística, donde ya era común que las niñas se formasen adiestrándolas para ser madres y esposas, era nula. En el hogar aprendían todo lo necesario, hilar, tejer y algo de danza y música; la lira era el único instrumento cuyo esfuerzo podía ser soportado por las féminas, mientras que el aulós o doble flauta, estaba totalmente ligado al icono masculino.
Toda esta creencia quedaba reforzada por un matrimonio temprano, con una media de edad de 14 años para las niñas, mientras que la masculina se encontraba en torno a los 30. Tras la ceremonia, la formación se interrumpía y raramente se concluía. Pero las dos corrientes griegas predominantes, ateniense y espartana, volvían a mantenerse en discordia. Las mujeres espartanas eran deres de su tiempo, gozaban de mayor libertad, acto propiciado por los periodos de tiempo de ausencia masculina. Podían seguir formándose y practicar ejercicio después del matrimonio, aunque no se les permitía participar en competiciones de esta índole. Su deber, únicamente consistía en la crianza de los herederos, siendo delegadas las actividades domésticas a mujeres de menos rango social.
Sin duda, la importancia del matrimonio en Grecia reside en el traspaso de tutela a otro varón, un nuevo Kýrios. La mujeres, en un recorrido progresivo, fueron consideradas menores toda su vida. La kÿriería o tutela era formalizada por el traspaso de la dote o proix, establecida en los engúeesis, acto que diferenciaba el matrimonio del concubinato8, esta proix era administrada por el marido, quien garantizaría su rentabilidad ya que en caso de separación, ésta y sus ganancias serían rembolsadas a la contrayente que iniciaría el proceso de nuevo. Las mujeres que no tenían ningún pariente masculino eran representadas por un arconte que tomaba su lugar. Los contrayentes soan poseer parentesco ya que un matrimonio con un extranjero era considerado denigrante y poco común, incluso invalidable.
Las hetairas o cortesanas ocuparían un rango superior a las prostitutas, ellas eran las únicas mujeres capacitadas intelectual y artísticamente para acompañar a los hombres a los banquetes9. Algunas de ellas tuvieron gran influencia en su época, como es el caso de Aspasia, considerada la compañera de Perícles, quien estuvo con él hasta el fin de sus días. En el siglo VI, Solón estableció la distinción entre mujeres y rameras, derechos diferentes entre los que se encontraba la diferenciación de vestimenta10. La prostitución helena queda reflejada en los textos de Demóstones a la perfección11, eran compradas entre los 4 y 5 años, o eran recogidas tras un abandono, hecho muy común entre las familias empobrecidas, o alarmadas por el género del recién nacido. Una niña significaba una carga que tenía que ser transferida años más tarde para comenzar de nuevo el ciclo. Escapar de la prostitución era casi imposible, sólo algunas privilegiadas fueron liberadas tras su compra, pero no era común.
6.- Conclusión.
La situación femenina en la Grecia Clásica era variable gracias a muchos aspectos como el socio-económico, pero sin duda son parte de la herencia Occidental legada más tarde a Roma. Sus evoluciones o desdichas son parte de lo que somos las mujeres, de nuestro legado y de la Historia que dejamos a nuestras predecesoras, en la que esta generación se incluirá, el como es algo que aún está por escribir.

7 Claude Mosse, La mujer en la Grecia clásica. Madrid: Nerea, 1990 p. 52-54,87, 99-102.
8 Ines. Calero Secall, La capacidad jurídica de las mujeres griegas en la época helestica. Málaga: Thema, Universidad de Málaga. P 30-38
9 V Vanoyeke, La prostitución en Grecia y Roma. Madrid: Cronicas de la Historia, Edaf. . 1991. P 45-52 y 57-63.
10 Sara B. Pomeroy, Diosas, rameras, esposas y madres: mujeres en la antigüedad clásica. Madrid: Akal Universitaria.
1987, p 73-82, 97-102, 141 y 104-111.

11 A Petrie,. Introducción al estudio de Grecia. Mexico: Fondo de Cultura Economica 1956. P 109-117.

Trabajo en formato PDF: https://mega.co.nz/#!RlYVxYhQ!q_jcZEYPxb33ZdfYBADOLHQDgkelfMsFCH7jn6Bk6yc

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