viernes, 26 de junio de 2015

36. Historia Contemporánea. 1931: un año de cambios en España.

1931: UN AÑO DE CAMBIOS EN ESPAÑA
BULPES FERNÁNDEZ, CARMEN
ROJAS MATEOS, ALICIA
Trabajo autorizado por Dña.:
BARRANQUERO TEXEIRA, ENCARNACIÓN
UNIVERSIDAD DE MÁLAGA

MORALES, Juan Antonio (1936), Los Nacionales, Ministerio de Propaganda de España, Madrid, http://pares.mcu.es/cartelesGC/servlets/visorServlet?cartel=198&page=4&from=catalogo.

Índice

I. PROCLAMACIÓN DE LA REPÚBLICA EN ESPAÑA ................................................................. 3
II. PROCLAMACIÓN DE LA REPÚBLICA EN MÁLAGA E INCIDENTES ................................. 3
III. LAS ELECCIONES MUNICIPALES ............................................................................................ 5
IV. LOS SUCESOS POST-ELECTORALES ...................................................................................... 6
V. CRECIENTE IMPORTANCIA DEL MOVIMIENTO ANTICLERICAL A FINES DE 1930 Y 1931 ....................................................................................................................................................... 6
VI. LA QUEMA DE LOS CONVENTOS EN MAYO DE 1931 ......................................................... 7
VII. LA CONSTITUCIÓN REPUBLICANA .................................................................................... 14
VIII. LA REDACCIÓN DE LA CONSTITUCIÓN ........................................................................... 15
IX. LA CONSTITUCIÓN REPUBLICANA DE 1931 ...................................................................... 16
Apéndice ............................................................................................................................................. 19
Bibliografía ......................................................................................................................................... 22


I. PROCLAMACIÓN DE LA REPÚBLICA EN ESPAÑA 
En la noche del martes 14 de abril de 1931, desde los balcones del Ministerio de la Gobernación era proclamada en Madrid la Segunda República española. Poco tiempo antes de dicho festejo, se iniciaba un recrudecimiento de la agitación política. Mientras esto ocurría, el monarca, Alfonso XIII, buscaba ganar tiempo para reorganizar políticamente las fuerzas leales a su persona.
Dos meses antes de que ocurriese esto, y una vez que fue descartado José Sánchez Guerra como presidente del gobierno, el 18 de febrero tuvo lugar la formación de un nuevo gobierno presidido por el almirante Juan Bautista Aznar. Este fue de un gabinete provisional, ya que tenía como objetivo la convocatoria de las esperadas elecciones municipales para el día 12 de abril siguiente. Ya ese mismo día 12 tuvieron lugar dichas elecciones municipales. Siendo los índices de participación elevados con cerca de un 67% de los electores convocados. El resultado final dio una importante victoria a las candidaturas republicano-socialistas, que lograron vencer en 41 de las 50 capitales de provincia españolas. Ya hacia las nueve de la noche del martes siguiente, el día 14 de abril, una vez completado el recuento definitivo de los votos emitidos, Alfonso XIII resignado ante la voz popular salía hacia Cartagena donde le esperaba el crucero Príncipe de Asturias para llevarle al exilio. La Segunda República se instauraba de forma pacífica.
II. PROCLAMACIÓN DE LA REPÚBLICA EN MÁLAGA E INCIDENTES
Mientras esto ocurría en Madrid, ese mismo día en Málaga, donde ganó la candidatura republicana, a las cinco de la tarde fue izada la bandera tricolor en el mástil existente en la Administración de Correos y Telégrafos. Siendo más tarde sobre las siete, cuando los líderes republicanos, se asomaron al balcón principal del Ayuntamiento –el cual estuvo abierto durante toda la noche para que entrase la gente-, donde Emilio Baeza Medina- alcalde de la ciudad- puso en conocimiento del gentío allí congregado la noticia de la proclamación de la Segunda República española. Tras esto el entusiasmo popular se desbordó y la Banda Municipal comenzó a interpretar la Marsellesa, que ello ocurriese tenía un gran significado, ya que en el viejo continente con la proclamación de la Revolución francesa, donde su himno más representativo fue esta Marsellesa, y sobre todo en 1792 con la proclamación de la Primera Revolución francesa, se impondrían las bases de la lucha contra la sociedad estamental existente hasta entonces, por ello fue tan representativo la adopción de símbolos, como en este caso la Marsellesa, para presidir este tipo de celebraciones. Tras este anuncio se organizó una manifestación multitudinaria que recorrió las calles más céntricas de la ciudad, al frente de la cual iba esta Banda Municipal interpretando la Marsellesa –anteriormente citada- y el Himno de Riego -como valedor y recordatorio de la lucha por las libertades nacionales-.
A colación de lo mentado, y viendo cierta continuidad en el pensamiento ciertamente reaccionario ante el motor de los avances sociales europeo, la anterior alcaldesa de Madrid, Ana Botella, requirió al poder judicial que no escuchara a las calles, ya que “es algo de la Revolución francesa”.
Volviendo a los hechos, conforme estos ocurrían en el Palacio Municipal, se iniciaron violentos incidentes en otros puntos de la ciudad. Como por ejemplo, el destrozo de la estatua de bronce erigida al marqués de Larios en la acera de la Marina, la cual fue sustituida por la Estatua de la alegoría del trabajo realizada por Mariano Benlliure. Los restos de la primera fueron arrastrados por las calles y posteriormente arrojados a las aguas del puerto, donde permanecerían hasta el año 1937, cuando como según recogen las Actas Capitulares del día 11 de junio el alcalde de la ciudad Enrique Gómez Rodríguez, en una moción pedía la restitución de la Estatua del marqués de Larios en su antigua ubicación. También las lápidas que daban nombre a la calle de Larios fueron arrancadas y sustituidas por otras con la inscripción: “Calle del 14 de Abril” y por unos retratos de Fermín Galán y Ángel García Hernández –los cuales encabezaron la sublevación de Jaca del año 1930-. Hay que apuntar que numerosas calles de la ciudad cambiaron su nomenclatura como la Calle de las Cortes de Cádiz que cambió por Plaza de Uncibay o la Calle de Torrijos que cambió por Calle de Carretería.
Más tarde sobre las once de la noche, un grupo de manifestantes, después de apedrear el edificio de La Unión Mercantil prendieron fuego al mismo. Aunque el mayor destrozo ocurriría días después en la madrugada del 11 al 12 de mayo, como veremos a continuación. Tal y como recogía El Cronista, “El mismo grupo fuera de sí, preso del vértigo de la destrucción se dirigió a los almacenes y oficinas de la Compañía de Locomoción General, sitas en el Muelle de Heredia, prendiéndoles también fuego”.
Pasados estos hechos, días después, ya el día 30 de abril por la noche, víspera de la fiesta del Trabajo, se produjo algunos incidentes frente al Palacio Episcopal. Sobre las once de la noche algunos grupos de personas fueron concentrándose en la plaza del Obispo, donde quitaron la lápida que daba nombre a la plaza, sustituyéndola por una nueva que decía: “Plaza del 1 de mayo”. La llegada de varios policías evitó que este incidente fuese a mayores. A la mañana siguiente numerosas sociedades obreras con sus respectivas banderas comenzaron a llegar a la plaza de Riego –Merced-, desde aquí partió una manifestación encabezada por el alcalde Baeza Medina. Cuando llego ésta a la Alameda, Baeza Medina descubrió una nueva lápida donde se le daba un nuevo nombre a la avenida, este era Alameda de Pablo Iglesias.

III. LAS ELECCIONES MUNICIPALES
En las elecciones municipales, en Málaga, la victoria fue arrolladora para la candidatura antidinástica, como ya hemos citado, esta fue vencedora en los diez distritos electorales. Siendo los distritos de base proletaria, los que votaron por lo menos cuatro veces más a los candidatos republicanos y socialistas que a los monárquicos. Fue precisamente por el distrito noveno –Carmen- por el que salió elegido el único concejal comunista de todas las capitales de provincia andaluzas, Andrés Rodríguez, quien posteriormente fue asesinado. Por lo tanto ha de decirse que el triunfo fue claramente para la conjunción republicano-socialista. Con lo que los partidos de izquierda y extrema izquierda empezaron crecer en votos o intención de votos, mientras que las derechas, que a su vez se encontraban fragmentadas comenzaron a decrecer.

IV. LOS SUCESOS POST-ELECTORALES
El desarrollo de la jornada de elecciones había transcurrido sin el menor incidente, pero poco después de las cinco de la tarde la gente acudió a la plaza del 14 de abril con el deseo de conocer los resultados electorales. Más tarde a las siete desde la Aduana salió una sección de la Guardia civil de caballería al mando del teniente Saval. Al pasar esta por la calle 14 de abril y llegar a la altura del Círculo Mercantil fueron recibidos con vítores y aplausos. Esto mismo ocurrió a su paso por el Café Universal, al mismo tiempo un espontáneo aplaudió en solitario a la Guardia Civil, tras lo que tuvo que refugiarse en este café debido a que la respuesta no fue muy buena por parte de los otras personas allí congregadas, produciéndose violentos enfrentamientos en el interior del recinto, quedando éste en gran parte destrozado. Tras realizarse numerosas detenciones la Guardia civil fue atacada ante numerosas muestras de descontento general. Ante esto la respuesta de la Guardia Civil fue disparar contra los exaltados, siendo Miguel Giménez González alcanzado mortalmente. Estos graves incidentes continuaron también en el mes de junio cuando se declaró la huelga general, aunque estos fueron de mayor gravedad.

V. CRECIENTE IMPORTANCIA DEL MOVIMIENTO ANTICLERICAL A FINES DE 1930 Y 1931
Otro elemento que incidió en estos tumultos fue el marcado anticlericalismo, el cual se convirtió para los grupos políticos representantes de las clases medias, en una actitud esencialmente demagógica que venía a ocultar unos vagos postulados sociales de difícil concreción y que, en última instancia, contribuía a desviar las ansias de revolución hacia unos objetivos menos peligrosos para estas clases medias. Este lo encauzaron desde antes de la República los partidos existentes, pero tiene un origen en las actuaciones anteriores de la institución eclesiástica, ligada a la monarquía, a la élite y a todo lo reaccionario que hacia sustentar un sistema como éste, como veremos a continuación, el punto de inflexión de este movimiento estuvo en la pastoral que el Cardenal Segura escribió identificando a la Iglesia con la Monarquía.
Esta acción violenta de masas anticlerical se manifestó en Málaga con gran virulencia. Uno de los primeros incidentes ocurrió en diciembre de 1930, cuando el Palacio Episcopal fue objeto de un intento de quema, hecho frustrado que, sin embargo, ocasionaría la suspensión del periódico Rebelión por la autoridad gubernativa. Este periódico Rebelión junto a Rebeldías eran los dos principales órganos anti-monárquicos y anti-clericales.
VI. LA QUEMA DE LOS CONVENTOS EN MAYO DE 1931
A las razones de tipo económico, político o ideológico que tradicionalmente venían inspirando al arraigado anticlericalismo español se sumaban ahora una serie de causas inmediatas que contribuyeron a caldear el ánimo popular en contra de “todo lo religioso”.
Como ya se ha indicado anteriormente de manera breve, fue el cardenal Pedro Segura quien publicó el 2 de mayo, en el “Boletín Eclesiástico del Arzobispado de Toledo” una pastoral en la que se identificaba a la Iglesia con la monarquía. Dicha pastoral significó el inicio de las hostilidades con el Gobierno republicano, ya que en esos momentos era una auténtica provocación. La reacción del Gobierno y de la prensa republicana no se hizo esperar, y el ministro de Justicia, Fernando de los Ríos, respondió ante tales sucesos el 9 de mayo solicitando del Vaticano la designación de un nuevo primado y la salida de España del cardenal Segura. Mientras que esto pasaba en España, en Londres el marqués de Luca de Tena, se entrevistó el día 5 con Alfonso XIII. Formando a su vuelta junto a otros alfonsinos el Círculo Monárquico Independiente. La misión de este era la de reunir a los diputados monárquicos en las Cortes Constituyentes. Esto hizo caldear aún más los ánimos populares, provocando el día 10 en Madrid, una serie de incidentes y disturbios callejeros. Algunos de estos alfonsinos salieron a un balcón y luego a la calle cantando la Marcha Real y dando vivas al Rey, lo que provocó la réplica de un taxista republicano que fue agredido por estos monárquicos. En respuesta a esa agresión se asaltó la sede del Círculo Monárquico Independiente y también fueron quemados numerosos conventos e iglesias de la capital. Este suceso impidió a los alfonsinos construir una alternativa moderada de signo monárquico, pero a su vez, también sirvió para que los católicos identificasen el republicanismo con anticlericalismo. Por esta razón, los planes de Miguel Maura y Niceto Alcalá- Zamora de erigir una derecha republicana moderada se fueron al traste.
Un día después se registraba una gran agitación en las calles más céntricas de la capital madrileña. Registrándose entre estos tumultos la quema del Convento de los Jesuitas. La pasividad del Gobierno ante estos hechos ha sido señalada como uno de los factores que posiblemente contribuyesen más a la rápida propagación de estos. Mientras que la paternidad de estos incendios fue adjudicada en tres direcciones: las derechas las cuales buscaban un desprestigio del régimen, los anarquistas y la masonería por último. Por tanto no hace falta decir que estos ataques se produjeron tanto por los que estaban como por los que no a favor de la República. Sin embargo, pese a la quema de iglesias y conventos, la Iglesia española había declarado su obediencia al poder republicano. Decidiendo hacer todo lo posible por mantener una actitud conciliadora con la Segunda República. No obstante, eso no impidió que a partir del día 10 de mayo de 1931 empezasen las distintas quemas de iglesias y conventos, estas fueron favorecidas por los sujetos más reaccionarios y monárquicos con el fin de desprestigiar a la República. Esto sucedió tanto en la capital como en distintas ciudades de España, siendo Málaga la que sufrió mayores destrozos y la mayor pérdida artística. En Málaga fueron incendiados el Círculo de la Unión Mercantil, el Palacio Episcopal y varias iglesias. Donde dentro de los agitadores y maleantes hubo varios señoritos que facilitaron la gasolina.
En Málaga la excitación y la inquietud empezó a notarse desde primeras horas de la tarde del lunes 11. Una multitud deambulaba por las calles céntricas de la ciudad. Al poco tiempo se tuvo conocimiento de un pequeño incidente que tuvo lugar en la puerta del Convento del Servicio Doméstico, sito en el barrio de la Victoria. Tras lo cual el mismo grupo que había asaltado este convento se dirigió al Convento de la Asunción también en el barrio de la Victoria. Teniendo constancia el Gobernador interino de estos hechos se dirigió a este lugar acompañado de Cirilo del Río, Eduardo Frápolli, González Salas y Pedro Armasa Briales. Mientras tanto, el cónsul francés, al ser advertido de que se pretendía asaltar el Convento de Barcenillas en el mismo barrio de la Victoria, se dirigió a este acompañado del conocido republicano malagueño Pedro Gómez Chaix. Esto es algo a resaltar, ya que aunque, el gobierno estaba actuando contundentemente miembros del ejecutivo sí. Entretanto, Enrique Mapelli y sus acompañantes habían logrado llegar al Convento de la Sagrada Familia, situado al igual que los otros tres anteriores en el mismo barrio de la Victoria.
Más tarde, sobre las once y media de la noche la multitud que había acompañado al Gobernador Mapelli al edificio de la Aduana, se dirigió hacia la calle 14 de Abril. Allí, algunos manifestantes incitaron a sus compañeros a imitar los mismos actos que habían tenido lugar en Madrid horas antes. Hora y media más tarde el edificio de los Jesuitas ardía completamente, llegando media hora después a este el Gobernador militar de la provincia Juan Gómez Caminero, quien, al comprobar el descontento de la gente por la presencia de las fuerzas de orden, mandó que inmediatamente se retirara la Guardia Civil a su cuartel.
Mientras tanto pasadas las dos de la madrugada varias personas se dirigieron al Convento e iglesia de San Agustín, tras apedrear el edificio y forzar la puerta, se produjeron numerosos destrozos en el interior, siendo muebles, enseres, imágenes, etc., arrojados a una gran hoguera.
Anteriormente a estos hechos narrados se produjo el asalto al Palacio Episcopal30, ubicado en la plaza del Obispo. Sobre las doce y media de la noche fue cuando comenzó este asalto. Tras destrozar la puerta del garaje, el coche del obispo fue sacado siendo quemado en medio de la plaza. Pasados unos minutos de este hecho empezaron a ser arrojados desde el interior del Palacio objetos e imágenes que fueron quemados. Durante este incendio no actuó el servicio de bomberos. Ya que sobre esta misma hora, las dos de la madrugada, se encontraba en otro incendio31. El fuego consumió prácticamente todo el edificio siendo la destrucción casi completa.
Durante este asalto del Palacio Episcopal algunos de los que allí se encontraban gritaron a sus compañeros animándoles a dirigirse hacia La Unión Mercantil y Santo Domingo33. Este periódico de la Unión Mercantil era considerado como el primer periódico de información malagueña y el más importante de todos cuantos se publicaban en Málaga durante el primer tercio del siglo XX34. Pero a pesar de esto, durante la campaña electoral de abril de 1931 defendió las posturas de la Coalición Monárquica.
Por las calles Nueva y San Juan aparecieron dos grupos de personas afirmando que iban a quemar el edificio del periódico, tras conocer esto los trabajadores que se hallaban en el periódico lo abandonaron, tras lo cual comenzó la acción destructora. La policía que allí había sido enviado había desaparecido. A las tres de la madrugada este edificio ya ardía completamente.
Estos mismos incendiarios se dirigieron ahora hacia la iglesia de San Carlos y Santo Domingo37. Si con el asalto y destrucción del Palacio Episcopal había desaparecido el principal espacio del clero malagueño, al menos el más simbólico, con el de la iglesia de San Carlos y Santo Domingo se asaltaba e incendiaba el templo más emblemático y en el que se ubicaban canónicamente dos de las hermandades de más abolengo. Y al mismo tiempo se acababa con el principal símbolo iconográfico que se identificaba con las cofradías y, por ende, a la Semana Santa malagueña. Esto suponía una variable más del anticlericalismo.
Eran las tres y media de la madrugada cuando estas personas accedieron a las inmediaciones del templo dominico39. Una vez en el interior de la iglesia, los asaltantes destrozaron en su propio altar la imagen de la Virgen de Belén e incendiaron el coro y la sacristía. El periodista Escolar afirmó que un individuo, al aporrear con una barra el altar del Nazareno del Paso, dejó al descubierto la bóveda que existía bajo este y al localizar a las imágenes de la “Virgen de la Esperanza, el Nazareno del Paso, el Cristo de Mena y la Virgen de Belén”, fueron arrojadas a la hoguera que se había formado en el patio de la iglesia. Al amanecer, a las ocho de la mañana, la iglesia ya ardía completamente, fue cuando aparecieron soldados del regimiento de Málaga los cuales lograron desalojar el templo, pero, sin embargo, cuando los militares abandonaron el templo, volvió de nuevo la destrucción y desolación. Todas las tallas anteriormente citadas fueron quemadas, salvo, el busto de la Virgen de la Esperanza que fue salvado milagrosamente por un joven. Pero a pesar de esto una de las pérdidas más significativas fue la del Cristo de la Buena Mena, obra realizada por el escultor del barroco Pedro de Mena y Medrano.
Tampoco el convento de clausura de las Capuchinas, en este barrio del Perchel se libró de este tipo de actos. Tras el abandono precipitado de las monjas sobre las cinco y media de la madrugada, llegó un grupo de individuos que reventando las puertas entraron al interior y destrozaron e incendiaron el edificio. Tras esto los individuos violentaron las sepulturas que había allí, y que más tarde se irían repitiendo en otros puntos de la ciudad, tras ser rotas las losas protectoras de la cripta donde estaban sepultados los restos de los protectores del convento, los marqueses de las Navas. Sacaron el féretro de la marquesa en procesión para burlarse de él.
No solamente fueron asaltados edificios religiosos y redacciones de periódicos, sino que también fueron asaltados distintos almacenes situados a lo largo y ancho de la ciudad43. Un ejemplo fue el del almacén Creixell, asaltado esa misma madrugada. Este almacén pertenecía a la familia Creixell, familia, que a su vez, era propietaria de la Unión Mercantil.
Al alba, sobre las siete de la mañana, llegaba procedente de Madrid el Gobernador civil propietario Antonio Jaén Morente, quien puesto en conocimiento de lo ocurrido y de que Mapelli había resignado el mando en la autoridad militar, decidió hacerse cargo nuevamente del mando de la provincia. Al mismo tiempo, un grupo de exaltados procedía al saqueo de la iglesia de San Pedro, en el mismo barrio del Perchel, donde a ruego de los vecinos no incendiaron el templo ya que esto podía poner en peligro a sus viviendas. Tras esto marcharon a la Iglesia del Carmen, siendo una de sus imágenes, el Cristo de la Misericordia, paseada por todo el centro de la ciudad hasta llegar a la plaza de Riego donde fue arrojada a la hoguera que había frente a la iglesia de la Merced. Mientras en el asilo de San Manuel, cuando el saqueo alcanzaba su mayor intensidad llegó Jaén Morente, quien, con pistola en mano, entró en este obligando a todos los que había allí a que lo abandonasen. Pero al marcharse, las fuerzas del ejército que allí se quedaron no opusieron ninguna resistencia a que empezasen de nuevo los asaltos.
En el barrio de la Trinidad los destrozos afectaron a la iglesia de San Pablo, la ermita de la Zamarrilla, donde la imagen de la Virgen de la Amargura fue escondida por la sacristana una hora antes de que empezase el asalto. Ya en el mismo centro, sobre las diez de la mañana, la situación fue a peor cuando numerosas personas asaltaron y destruyeron la iglesia de la Merced. Este era uno de los templos más emblemáticos de Málaga. No solamente por su emplazamiento y su historia, sino porque en él tenían su sede algunas de las hermandades de más antigüedad en la capital: Jesús de la Sangre, Jesús de la Columna –Gitanos-, Jesús de Viñeros, Descendimiento.
En esta iglesia, tras implorar el párroco Antonio Gavilán, que no la destrozasen y que lo matase a él, empezó la desolación destrozándose la sacristía y profanando el sagrario. Siendo las dos imágenes que estaban en el altar de Jesús de la Sangre destrozadas, tras esto fue destrozada la imagen de la virgen de las Lágrimas. A las ocho de la mañana tras la llegada de varios agentes, que no fueron respetados, se disparó contra los asaltantes resultando varios heridos. Pero de nuevo los asaltantes al verse sin obstáculo asaltaron la iglesia. Mientras que en la hoguera frente a la plaza de la Merced fueron quemadas la mayoría de las imágenes. Los bomberos frente a esto realizaron un gran esfuerzo.
Este mismo día doce amaneció con la noticia de que se había declarado una huelga general, decidiendo los comercios no abrir sus puertas. También se retiraron los servicios de transporte, circulando solamente las autoridades y algunos médicos. Al mismo tiempo Jaén Morente convocó a todas las autoridades en su despacho, el cual se encontraba lleno de personalidades republicanas y socialistas. En esta reunión se acordó proceder contundentemente antes estos actos y también declarar el estado de guerra.
Sin embargo, pese a esto, los asaltos continuaron repitiéndose. Sufriendo la iglesia de San Juan idénticos ataques que las anteriores, más tarde entre las dos y las tres de la tarde fue asaltada e incendiada la iglesia de San Felipe y a esta misma hora ocurría el saqueo del convento de las Bernardas, la capilla de la calle del Agua, la iglesia de San Lázaro, el convento de las Adoratrices y la iglesia de los Santos Mártires.
Las tropas y fuerzas del orden, aunque no lograron impedir la continuación de los disturbios, realizaron múltiples detenciones y evitaron que algunos asaltos llegasen a mayores. Pero sin embargo, Jaén Morente a pesar de haber declarado el estado de guerra comprobó que los asaltos seguían repitiéndose, por lo que se dirigió hacia el Gobierno militar donde puso a Juan García Gómez-Caminero al corriente de todo lo ocurrido. Tras salir del edificio observó como a la altura de la iglesia del Sagrario un grupo de exaltados tenían la intención de destrozarla, pero este, pistola en mano junto a sus acompañantes desalojaron la iglesia de forma enérgica. Estos sucesos propiciaron a que se crease una oficina en el Gobierno Civil para que los ciudadanos se inscribiesen para formar parte de la Guardia Cívica, la cual fue creada para cooperar para la inscripción de los individuos que acudieran a solicitar formar parte de la Guardia Cívica, creada para cooperar con la fuerza pública para mantener el orden de la ciudad.
Durante los dos días que duraron en Málaga estos sucesos fueron atendidos en las Casas de Socorro -Mariblanca, Llano de la Trinidad, Explanada de la Estación y Hospital Noble- más de 150 heridos. Finalmente sobre las once de la noche del martes 12, las calles estaban desiertas y en ellas solamente se veían circular soldados y policías.
Barrios periféricos de la ciudad también sufrieron estos actos, - El Palo, Puerto de la Torre, Torremolinos y Churriana- aunque en menor medida. En los pueblos de la provincia, por el contrario, la calma fue casi absoluta.
“Al amanecer el día 13 de mayo –escribe Escolar- (…) la población, en general, reaccionó y la vida de la misma- comercial, industrial, trabajadora y de circulación- recobró su acostumbrado aspecto54. Esa misma mañana el Gobernador civil Jaén Morente comunicaba su dimisión.

VII. LA CONSTITUCIÓN REPUBLICANA
Fueron los partidos de la coalición republicano-socialista los que dominaron totalmente la campaña parlamentaria, a base de una mayor militancia y una organización más eficaz, ya que el nuevo sistema establecido, a partir de este momento, favorecía sin duda las coaliciones multipartidistas56.
En este año 1931 solamente cuatro partidos destacaban, a nivel nacional, como fuerzas de importancia, estos eran:
En primer lugar, se encontraba la Derecha Liberal Republicana (DLR) de Niceto Alcalá Zamora y Antonio Maura, siendo este partido el más conservador de todos los que había en ese momento y a su vez se presentaba como el único partido republicano católico57.
En segundo lugar estaba el Partido Radical de Lerroux, el cual ocupaba el centro y se convirtió enseguida en la mayor fuerza de los moderados. A la izquierda de este se hallaba el partido pequeño-burgués Radical-Socialista, comandado por Álvaro de Albornoz y Marcelino Domingo, estos eran doctrinarios y extremistas. Mientras que Albornoz insistía en que la Republica no debía ser conservadora “porque no hay nada que conservar”, Marcelino Domingo decía que el nuevo Parlamento debía ser “una convención, una asamblea tempestuosa”.
En tercer lugar, a la izquierda de la coalición estaban los socialistas, los cuales habían crecido hasta convertirse en un movimiento de masas con una gran base sindicalista nacional por primera vez en su historia.
Por último, en cuarto lugar, los más maleables de todos, los radicales, estos estaban dispuestos a aliarse ya fuese con la DLR o con los partidos izquierdistas, según exigieran las circunstancias60.
La composición final de las Cortes Constituyentes, estuvo constituida por 327 republicanos, 123 socialistas y 54 derechistas -incluyendo a los nacionalistas vascos-. Las elecciones se celebraron el 28 de junio de 1931, donde la alianza republicano-socialista tuvo un triunfo arrollador. Dos semanas después de estas elecciones, el 11 de julio se reunió el Consejo Nacional de la Alianza Republicana. En este Alejandro Lerroux y Manuel Azaña llegaron a un acuerdo, mediante el que se formaría un amplio bloque parlamentario republicano con los radicales, Acción Republicana, los federalistas y varias agrupaciones menores.

VIII. LA REDACCIÓN DE LA CONSTITUCIÓN
Se acordó el día 14 del mes de julio, anteriormente citado, para el inicio de las reuniones de las Cortes Constituyentes. La elección de este día no era para nada una casualidad, ya que este día se celebraba la conmemoración de la Toma de la Bastilla, símbolo de la revolución liberal que había tenido lugar en Francia apenas 140 años antes. Siendo esto para la mayoría izquierdista lo que exactamente debía de ser –una ruptura completa con un pasado monárquico corrupto y retrógrado-62.
El nuevo cuerpo legislativo provenía mayoritariamente de las clases medias profesionales y burocráticas, lo que suponía el 81 por ciento de la Cámara, encabezado por 150 abogados y 80 profesores63. Estas cifras incluían también a los intelectuales más destacados del país, pues dos de los pensadores españoles más conocidos, José Ortega y Gasset y Miguel de Unamuno, eran diputados; al igual que el famoso médico y ensayista Gregorio Marañón; y Ramón Pérez de Ayala, uno de los novelistas más importantes del país.
Quince días después, el 29 de julio, se constituía la comisión encargada de redactar el proyecto constitucional, recayendo la presidencia de está en el socialista Luis Jiménez de Assúa. El día 27 del mes siguiente desempeñando un papel destacado tanto los socialistas como los radical-socialistas, completaron un borrador de 121 artículos que sometieron a las Cortes. Jiménez de Assúa lo presentó como “de izquierda, pero no socialista”, “democrático, iluminado por la libertad y de un gran contenido social”. Citó entre las constituciones que habían inspirado al borrador la primera Constitución soviética de 1918, la Constitución alemana de Weimar de 1919 y el documento mexicano de 1937. Este proyecto definía a la República como un Estado integral pero no federal, y contemplaba una separación completa entre Iglesia y Estado, con la disolución de todas las órdenes religiosas y la nacionalización de sus propiedades, también garantizaba el derecho a la propiedad privada66. Este proyecto de texto constitucional demostraba el protagonismo adquirido por los socialistas y los radical-socialistas en la elaboración del mismo. Sin embargo, el mayor inconveniente que tuvo fue el de la escasa voluntad a la hora de llegar a un consenso, tal y como lo reflejaba el propio texto, esto se podía ver sobre todo en lo concerniente a materia religiosa.
Finalmente en el mes de diciembre cuando la constitución se encontraba en el fin de su redacción, fue elegido como presidente de la Segunda República española a Niceto Alcalá Zamora.

IX. LA CONSTITUCIÓN REPUBLICANA DE 1931
Tras cinco meses de reuniones en sesiones de cortes, definitivamente esta Constitución republicana fue aprobada el mismo 9 de diciembre de ese mismo año 1931 por las Cortes Constituyentes. Algunos de sus puntos que más relevancia adquirieron debido a su contenido o por ser los más interesantes son:
El Artículo 1º donde se establecía que España es una República democrática de trabajadores de toda clase la cual se organiza en régimen de Libertad y de Justicia; siguiendo a este primer artículo nos encontramos con el 2º Artículo en el cual se establece la igualdad de todos los españoles ante la ley; tras este segundo artículo mencionamos el 4º Artículo el cual declaraba el castellano como idioma oficial de la República, ya que todo español tiene derecho a saberlo y derecho de usarlo, sin el perjuicio de las lenguas regionales; El Articulo 14 es interesante también de citar y que este renunciaba a la guerra como instrumento de política nacional, también dividía los distintos poderes que tenía el gobierno en los que se declaraban de la exclusiva competencia del Estado español; aunque como recoge el Artículo 15 el gobierno si podía administrar regiones autónomas en cuestiones como por ejemplo legislación penal, social, mercantil y procesal; Si avanzamos en el número de artículos debemos detenernos en el Artículo 36 el cual recogía que todos los ciudadanos mayores de 23 indistintamente su sexo tenían derecho a votar en las elecciones mediante sufragio universal, directo e igualitario resulto controvertidísimo. Tras desgranar alguno de los artículos más interesantes debemos detenernos en el Artículo 44 ya que en torno a este giró una gran discusión, este artículo recogía que toda la riqueza del país, sea quien fuere su dueño, estaba subordinada a los intereses de la economía nacional.
Volviendo unos cuantos artículos atrás debemos detenernos en el Artículo 27, este nos habla de la libertad de conciencia y del derecho de profesar y practicar libremente cualquier religión en el territorio español, junto con la jurisdicción civil sobre todos los comentarios. Dos artículos después, con el Artículo 29 nos encontramos que nadie podrá ser detenido ni preso sino por causa de delito, teniendo total libertad si es esa persona detenida de acogerse al derecho de Habeas Corpus. Pegando un gran salto dentro de estos artículos mencionamos el Articulo 71 el cual determina que el mandato del presidente electo de la República durará un plazo de seis años, este a su vez será designado por un colegio electoral especial y no podrá ser reelegido hasta transcurridos seis años del término de su anterior mandato.
Por último para acabar estas menciones a distintos artículos que hemos hecho de la Constitución republicana de 1931, debemos de hacer mención al Artículo 94 el cual aseguraba a todos los españoles una justicia gratuita e imparcial mediante una judicatura del todo independiente y responsable de sus actuaciones propias civiles y criminales, esta justicia se administra en nombre del Estado. En definitiva esta Constitución se trataba en la mayoría de sus aspectos de una Constitución democrática liberal típica del primer tercio del siglo XX71.


Apéndice
1. Candidatos a las elecciones municipales de Málaga en el año 1931.


2. Estatua de la Alegoría del Trabajo.

3. Fachada del Palacio Episcopal en la mañana del 12 de mayo.


4. Periódico Rebelión 15 de noviembre de 1930.


Bibliografía

Diario Público. (2014). “Botella pide a los jueces que no escuchen a la calle porque es algo de la Revolución Francesa”. http://www.publico.es/politica/botella-pide-jueces-no-escuchen.html.
DUARTE, Ángel (2013), “El republicanismo: una pasión policía”, Madrid, Cátedra.
GARCÍA SÁNCHEZ, Antonio (1984), La Segunda República en Málaga: la cuestión religiosa (1931-1933), Ayuntamiento de Córdoba, Córdoba.
JIMÉNEZ GUERRERO, José (2006), La quema de conventos en Málaga: mayo de 1931, Arguval, Málaga. ORELLA MARTÍNEZ, José Luis (1996), “El Ideal monárquico en la II República”, Letras de Deusto, Bilbao.
PAREDES, Javier (1996), Historia contemporánea de España, (1808-1939), Ariel, Barcelona.
PARES. Portal de Archivos Españoles. (2015). “Guerra Civil Española”. Centro Documental de la Memoria Histórica. http://pares.mcu.es/cartelesGC/servlets/visorServlet?cartel=198&page=4&from=catalogo
PAYNE, Stanley G. (1995), La primera democracia española: la Segunda República, 1931-1936, Ediciones Paidós, Barcelona; Buenos Aires, México.

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